1. Un marido orgulloso.


    Fecha: 15/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    ... orgullo tal, que daba la impresión de que esperaba que sucediera algo más entre su mujer y yo, y no que nos quedásemos viendo precisamente.
    
    Aunque la cara de Adela no es nada inspiradora, el resto de su cuerpo y la manera en que ella lo mueve si lo es. Lentamente me comenzó a restregar sus senos y coño contra mi ropa, al tiempo que bien lentamente se fue agachando, hasta que su boca estuvo a la altura de mi verga.
    
    William parecía un niño, de lo contento que estaba mientras observaba a su mujer desnuda, como ella con gran maestría, me bajaba los pantalones cortos, que yo estaba usando en esos momentos en casa. Mi miembro de inmediato a sentirse libre, de la tela que lo aprisionaba se quedó bien parado, erecto, y duro. Yo observaba con bastante incredulidad, lo que estaba sucediendo en esos momentos.
    
    Como Adela completamente desnuda se aprestaba a meter en su boca, mi parada verga. Por unos segundos, sus dedos y largas uñas juguetearon con mi glande, descubriéndolo del todo, mientras que con su gruesa lengua comenzaba a lamerlo como si fuera un helado de su sabor favorito.
    
    De no ser por la habilidad que he desarrollado en tantos años, de aguantarme y no venirme ante la menor provocación. Pude disfrutar de la exquisita mamada que Adela le daba a mi verga, frente a su marido.
    
    Cosa que hacía que la situación fuera más morbosa para mí, por lo general las veces que me he acostado con una mujer casada, su marido en raras ocasiones se ha enterado. Pero eso de hacerlo frente a los ojos del marido con toda la anuencia de él, a pesar de mis muchos años de experiencia, no dejaba de ser sumamente excitante.
    
    Ya que William nos observaba detenidamente, disfrutando a su vez de cada chupada que su mujer le daba a mi verga.
    
    No se realmente cuanto tiempo Adela me estuvo mamando la verga, y lamiendo mis bolas, pero luego de un buen rato, por lo visto ella también deseaba disfrutar, por lo que se detuvo y acostándose en mi rojo sofá, abriendo sus hermosas piernas de par en par.
    
    Al tiempo que con sus propios dedos jugueteaba con su inflamado clítoris. El aroma de mujer en celo impregnaba toda mi sala. Mi intención en principio era sencillamente penetrarla apenas pudiera, pero la manera en que se jalaba y apretaba su colorado clítoris con la yema de sus dedos, de manera repetitiva, una y otra vez.
    
    Me hicieron cambiar de opinión, creo que el más sorprendido fue William, al ver como colocaba mi rostro entre los sabrosos muslos de su mujer.
    
    Su aroma me embriagaba, su peludo y aromático coño, se encontraba bastante húmedo, con mis dedos ligeramente aparté un poco de la negra pelambré que lo cubría, sin detenerme pensar el número de vergas que ya han debido pasar por su vulva.
    
    Cuando mi lengua hizo contacto con su clítoris y mis labios comenzaron a chupárselo, todo el cuerpo de Adela se cimbró.
    
    Fue como si una descarga eléctrica la hubiera tocado, de momento escuche su voz, decir claramente y casi a todo pulmón. “Coño que rico, vez cabrón ...
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