1. El jefe de su marido (sexto capítulo)


    Fecha: 13/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... patas.
    
    Y Silvia obedeció nerviosa expectante por lo que ese hombre deseaba hacerle. La palmada que ese hombre le dio en su nalga derecha la hizo quejarse, cuando sintió su nalga izquierda siendo palmeada hundió la cara en la almohada. Nunca había permitido que nadie la tratara así, era humillante sentir que ese viejo la estaba tratando como a una cría castigada, pero mas humillante era sentir que poco a poco, con cada azote su cuerpo se estremecía. Su sexo estaba respondiendo a aquellos golpes de una manera sorprendente. Sus quejidos iniciales fueron transformándose en gemidos. Que le estaba pasando? Sentía que estaba a punto de sentir un orgasmo. Él se dio cuenta y le bajó las bragas. Aquella mano magistral le dio una palmada en el coño y gimió. Una segunda palmada en el centro de su placer la hizo gritar de placer. La tercera palmada abrió la llave de su placer y comenzó a eyacular recibiendo pequeños azotes en su coño.
    
    Silvia se quedó tumbada en la cama con su cuerpo temblando. Lágrimas de un sinfín de sensaciones entremezcladas se derramaban por sus mejillas. Estaba asustada por lo que acababa de sentir, estaba feliz al sentir su cama totalmente mojada por su abundante eyaculación, estaba abrumada por percibir su cuerpo tan sensible. El señor Gómez se sentó a su lado y le acarició el cabello. Su mano libre acarició sus nalgas coloradas por sus azotes y ella se estremeció con aquella muestra de ternura. Ese hombre se fijó en su coño también colorado por las palmadas y se lo acarició suavemente. En menos de diez segundos sintió como aquella joven volvía a eyacular sobre su mano. Y deseó follarla. Ella no puso resistencia cuando él la hizo girar dejándola boca arriba, cuando se puso entre sus piernas ella las abrió totalmente. Silvia eyaculó sobre su polla cuando sintió aquel grueso glande resbalando entre sus labios vaginales. Se abrazó a él al sentir como aquella maravillosa polla se movía dentro de su coño hipersensibilizado. Mientras la follaba Silvia lloraba de felicidad y de placer. Lloró de alegría, cuando el señor Gómez le preguntó donde quería que se corriera y ella le pidió que lo hiciera en su boca, al sentir el semen de ese hombre derramarse en varios potentes chorros en su garganta. Le gustaba el semen de ese señor.
    
    Una vez saciados sus deseos se abrazaron prodigándose multitud de besos y muestras de ternura. Silvia se entristeció cuando se despidieron en la puerta de la casa.
    
    Cuando cambió la ropa de la cama se sorprendió al ver la colcha empapada. Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que ese hombre la había hecho eyacular sobre su cama matrimonial. En el baño miró su imagen reflejada en el espejo y girándose observó sus nalgas totalmente enrojecidas y con las marcas de los dedos de su amante. Se ruborizó al recordar el placer que había sentido. 
«1...3456»