1. Entrenada por los muchachos (II)


    Fecha: 13/04/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: EmmaReyRey, Fuente: CuentoRelatos

    ... agarraba el culo y la atraía más a su bragueta para que ejerciera fricción con su erección. Daniela comenzó a sentir su clítoris más sensible al roce de las ropas y a humedecerse a pesar del desagradable aspecto de su anfitrión y del olor que desprendía.
    
    Las cervezas llegaron frías y humeantes con una capa blanca alrededor del cristal cuando tomó la cerveza que una de las putas le ofreció pudo ver a Angel ya de rodillas entre las piernas del negro, bajo la mesa, tragándose una monstruosa verga negra mientras José simplemente se tomaba su cerveza pero la chica se esmeraba escupiéndole en la verga y pajeándole al mismo tiempo. Al otro lado, alguien más aprovechaba y le metía dos dedos en el coño a la rubia, era Pato, el albañil.
    
    Pato era el más joven de todos, también era el más serio y de gesto amargado, siempre de malas y sólo se le vio sonreír cuando se llevó los dos dedos que le metía a Angel en el coño hasta la boca, probando el sabor de la chica. Era delgado y largo como una espiga, más aseado que los demás pero con una barba de chivo larga y de tres o cuatro pelos, clara como sus ojos amarillos.
    
    Al lado de Pato estaba Saturnino, viendo fijamente a Daniela ser manoseada por Marino. Ella se sonrojó al sentir la mirada del anciano pero Marino llevándole la cerveza a la boca la distrajo.
    
    —Bebe que para eso pagué la puta cerveza. —Marino gruñó y ella bebió un trago pequeño. El sabor no le pareció tan desagradable, el padre Felipe ya le daba a probar el vino antes de sus confesiones, en cambio le aclaró la garganta y refrescó del inmenso calor que comenzaba a sentir—. Bebe más.
    
    Marino la hizo empinar la botella y ella se dejó hasta que solita se tragó casi la mitad, sujetándola con ambas manos contra sus tetas vio como él sonreía y le agarraba a manos llenas el culo, luego le levantó la falda para que todos los demás la vieran.
    
    —¡Miren qué culo tan rico me voy a comer! —grito con orgullo, recibiendo aprobación y un par de manos más magreando el culo de Daniela, Marino la hizo empinarse sobre su hombro para abrirle los cachetes y ella, al sentir tan rico tacto en sus nalgas se dejó abrazándose a los hombros del jefe de mecánicos a pesar de que olía a tabaco, alcohol y sudor. Marino la volvió a sentar y la apretó contra su ya dura verga—. ¿Sientes mi verga, zorrita? ¿Te gusta? Sí, seguro que te gusta, todas ustedes son unas putas calientes.
    
    —Calientes y putas, y zorras para ser usadas, ¿verdad, mi rusita? —intervinieron a su derecha, donde un hombre fuerte y de brazos anchos tenía a Katan besándole el cuello y haciéndole una paja con la verga fuera del pantalón—. Vámonos a los cuartos, puta, te quiero coger el culo hasta llenártelo de leche.
    
    Katan se dejó llevar hasta escaleras arriba, mientras Guzman llevaba la verga de fuera. Era un hombre de cincuenta y dos años, maestro de obras y jefe del Pato, no tenía cabello en la calva pero sí una barba castaña bien espesa y recortada, bastante apuesto a decir verdad, fuerte y ancho ...