La zorra es compartida - Relatos Eróticos

La zorra es compartida

Otra vez aquí, en mi cruz. Atada de manos y pies a las cuatro esquinas. También privada de la vista con un tapaojos. Tengo los demás sentidos alerta, noto un incremento de todas las sensaciones. Cualquier ruido, respiración, cada hálito de vida. Oigo moverse a mi Amo, hablar por el móvil con su acento natal y acercarse a la puerta. Aquí está, llegó el momento.

Una hora antes….

-Diana hoy viene un amigo mío de Londres- le miro y asiento.

Estamos en una terracita comiendo algo antes de ir a nuestra mazmorra. Estoy a gusto, contenta. He conseguido dejar atrás la angustia de que me vean en público con él. Estamos como dos amigos o compañeros de trabajo tomando una Cocacola y un trozo de pizza. No cualquier pizza, una original italiana. El gastro bar italiano es magnífico, había un montón de cosas interesantes. La gastronomía me encanta, con mi Amo estoy descubriendo no sólo los placeres de la sumisión y el sexo, también los placeres culinarios.

-Me alegro. Muy amigo?- le miró atenta, me gusta cuando se abre un poquito y me cuenta sus vivencias.

-Si. De toda la vida. Ahora trabaja en Londres pero tenemos mucho contacto. Le he invitado a venir esta tarde-. Trago saliva y mi cabeza va a mil.

Buffff las pulsaciones me martillean la cabeza y mi coño ha empezado a palpitar. Solo imaginar ser entregada por mi Amo a otro hombre es increíblemente intenso. Pero a un amigo… es una gran responsabilidad. No le puedo defraudar.

-También es argentino?- le miro esperanzada.

-Si, lo es. Eso te pone cachonda, no?- sonrió ruborizada.

Que cruz ser tan fetichista. El acento de mi Amo me pone muy muy caliente. Solo imaginar a los dos hablando entre ellos como si yo no estuviera. Disfrutaría y paladearia cada silaba, palabra o deje…. los vellos de punta.

Terminamos de comer, acudo rauda a mi coche. Sigue siendo una gymkana andurrear por el centro en coche y lo del parking lo llevo fatal, cualquier día me ponen una multa y a ver cómo lo explico en casa, se supone que estoy en el trabajo.

Llegados a la mazmorra mi Amo cambia de actitud. Ya esta mañana en su mensaje de buenos días noté algo raro.

"Buenos días perra".

Cuando jamás me ha llamado así, siempre soy zorrita o putita. Eso ya hizo saltar mis alarmas y llevo todo el día sabiendo y esperando que algo iba a pasar. No sé qué será pero intentaré hacerlo lo mejor posible.

Me indica que hoy las lavativas me las realizará él, que me va a preparar para recibir a su amigo. -Uy! Que idea tan buena, me encanta-. Con él no tengo ningún pudor en absoluto, haría cualquier cosa que me pidiera y cuanto más expuesta mejor. Si quisiera entrar dentro de mí y mirar mi más oscuros deseos le abriría la puerta de par en par, y le acompañaría por si quiere alguna aclaración.

Desnuda y a cuatro en la cama le espero mientras oigo el ruido del agua del grifo. Se acerca. Su postura es ruda, incluso desconsiderada.

-Abrete los cachetes con las manos perra- obedezco e introduce dentro de mí la ...