1. Historias del amor prohibido: Salvó al pequeño Ángel y el a mi.


    Fecha: 14/02/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Fetichismo Gays Autor: Conejito69, Fuente: SexoSinTabues30

    ... posible, aunque no podía evitar jadear por la emoción residual de la lucha. -Sí, muchas gracias- respondió el niño tímidamente, tratando de mirar al suelo.
    
    Al ver que el niño se encontraba bien, me tranquilicé bastante. Me recargué en un contenedor de basura y tomé un poco de aire. El frío comenzó a calarme de nuevo y el efecto del alcohol perdió fuerza, pero seguía un poco mareado. Me apoyé bien y comencé a tomar aire para tratar de entender mejor la situación, que para mi borracho cerebro no estaba del todo clara.
    
    Una vez que mi mente estuvo más clara, decidí romper el silencio. Obviamente, no podía abandonar al niño ahí. Debía asegurarme de que regresara a su hogar. Quién sabe por el calvario que estarían pasando sus padres.
    
    -Bien, puedo acompañarte a casa para que llegues seguro. ¿Dónde vives, niño? -dije de modo que sonara amigable. No quería que se asustara o algo.-Aquí es. estoy por mi cuenta- dijo el niño tratando de contener sus lágrimas.
    
    No quise preguntar más, pues las respuestas eran obvias. Incomodar no era mi objetivo, así que era mejor no seguir interrogándolo al respecto. Miré alrededor y noté el aspecto descuidado del niño; la cama de periódicos y telas viejas en el suelo.-Supongo que no puedes quedarte aquí. Ese tipo despertará en cualquier momento y no estará feliz. ¿Por qué no pasas la noche en mi departamento y en la mañana vemos qué hacer?- dije sin pensar.
    
    La verdad es que de niño pasé mucha hambre, pero nunca estuve solo. Mi mamá me protegió de todo el mal, así que no podía dejar a este niño por su cuenta. Tal vez por eso hablé sin pensar, casi instintivamente.
    
    El niño se sintió incómodo frente a la proposición. Claramente yo no era confiable, estaba un poco sucio, ebrio, golpeado y básicamente no sabía nada de mí, por lo que desistí en mi ofrecimiento, pero era mi meta dejarlo a salvo. -Bueno, ¿qué tal si te llevo a alguna comisaría? La policía te ayudará a encontrar un hogar- sugerí tratando de buscar una solución, pero esto asustó más al pequeño, quien se apresuró a responder: -¡NOOOO! ¡Eso no, por favor!- gritó desesperado. -¿Pero por qué no? No te puedo dejar por tu cuenta. Está helando y este sujeto es muy peligroso. Apenas le pude hacer frente- dije preocupado. -Está bien, iré contigo- dijo entre dientes, yo lo miré sorprendido. Hacía mucho frío y él no tenía ropa de abrigo, así que no insistí más. Le di mi abrigo, lo tomé de la mano y nos fuimos caminando.
    
    Pasamos todo el camino mudos. No se me ocurría nada que decir para romper el silencio, así que caminamos con la cabeza agachada. Una vez que avistamos mi edificio, le señalé con el dedo para que supiera a dónde íbamos. Sin mucha demora, llegamos. Subimos hasta el tercer piso, entramos al departamento y encendí la calefacción. Jamás creí que volvería a ver ese lugar. Me asomé al refrigerador, pero justo como recordé, estaba vacío. Había estado subsistiendo a base de café y hierba durante días, por lo que no había tenido la voluntad de hacer ...
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