1. De ama de casa a hembra de mi perro


    Fecha: 06/02/2020, Categorías: Zoofilia Autor: Cintia, Fuente: TodoRelatos

    De ama de casa a hembra de mi perro.
    
    Tengo casi 40 años, casada, madre de dos niñas, de 9 y 15, soy feliz, aunque la rutina a veces me agobia un poco.
    
    Pero todo comenzó a cambiar la vez que mis hijas querían un perro, si bien no estaba demasiado interesada en tenerlo, termine accediendo a ese pedido, dado que tanto su padre como ellas, insistieron hasta que termine consistiendo.
    
    La búsqueda del animal fue inmediata, aunque se difería en la raza, mi esposo quería un pastor alemán, mis hijas un Gran Pirineo, yo prefería un perrito chico. Pero las niñas fueron las que se impusieron, la búsqueda y el precio fue otro inconveniente, hasta que logramos uno, pero estaba en otra provincia y había que esperar un tiempo hasta separarlo de su madre.
    
    Como todo llego el día previsto, después de haber abonado una respetable suma por él, lo recibimos en casa, las chicas enloquecidas, era un perrito chico, lanudo y muy blanco, realmente era precioso.
    
    El nombre fue también motivo de discusión hasta que después de tanta discrepancia, optamos por Max, por unanimidad.
    
    Los primeros días lo atendían las niñas, pero como es sabido, al poco tiempo era la encargada de darle de comer, llevarlo al veterinario, bañarlo, sacarlo a pasear. Hasta que llegue a un punto que me canse, diciendo que se ocuparan ellas o sino lo regalábamos.
    
    Por supuesto no deseaban deshacerse del animal, así que comenzaron a atenderlos ellas, que al poco tiempo tuve que volver a su cuidado. El perro crecía, y mi cariño hacia él, se iba acrecentando, lo trataba como un bebe, hasta ponía su alimento en mi mano, donde su lengua lo iba deglutiendo. Aunque ese roce de su lengua con la palma de mi mano me producía una especie de leve excitación, que, si bien al principio no lo tenía en cuenta, termino atrayéndome esa sensación.
    
    A partir de ese momento comenzaron a suceder unas conmociones que, si bien no les preste atención, poco a poco me fueron llevando, a disfrutar de esos estremecimientos que se fueron incrementando, llevándome hasta mojar mis pantaletas.
    
    Otras de las cosas que sucedía, ya cuando tenía más de un año, era tomarme por atrás, efectuando unos movimientos, como si quisiese follarme, que, si bien parecía una gracia, a, riéndose las chicas por su comportamiento, aunque a mi esposo no le causaba lo mismo.
    
    Cuando llegaba a casa, después de unas horas, se ponía como loco, cuando me veía, le decía, Mi bebe, cosita mía, que cuando lo oía mi esposo, parecía disgustarle.
    
    Hasta el momento mis pensamientos eran bastante inocentes, sobre esas cosas, todo se fue acrecentando la vez que metió su hocico bajo mi falda, rozando levemente mi sexo, produciéndome una especie de estremecimiento en mi cuerpo. Trate de evitarlo en lo posible, aunque de vez en cuanto se repetía, llegándome a conmover, a pesar de tratar de impedirlo.
    
    Un día Max estaba tirado, y me tente de hacerle caricias en su panza, inconscientemente o no, toque su sexo, aflorando apenas parte de su rojizo ...
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