1. Menage a trois: Nina (13), el Jefe (59) y Mandinga (el doberman)


    Fecha: 05/02/2020, Categorías: Dominación / BDSM Sexo con Maduras Zoofilia Autor: DarioCodomano, Fuente: SexoSinTabues30

    ... ser. Nunca saborié una puta tan rica ni tan joven. Mandinga tampoco. Ya está enamorado de vos, me parece’, dijo el Jefe. Los ojos de Nina se pusieron brillosos; su autocontrol seguía siendo increíble, no creo que el Jefe lo notara plenamente, pues en ese caso sus acciones para romperla mental y anímicamente hubieran sido más crueles. ‘Te emocionaste. Vos también te enamoraste de su verga, me parece’, agregó el Jefe. ‘Decime si te enamoraste o no’, la conminó. ‘No… no me enamoré. Pero es lindo’, contemporizó la ninfa. ‘¿El choto o el perro?’. ‘El perro’. ‘¿Y el choto no? No seas hipócrita, nadie nos oye. Podés ser sincera’. Tras un instante de silencio mirándolo a los ojos, la nena respondió ‘Sí. También es lindo’. ‘¿Qué es lindo? Decí las frases completas, puta estúpida’, le espetó el Jefe con la cara muy cerca, esputándola. ‘… Sí, el pito de Mandinga es lindo también’. ‘¿Te calienta?’. ‘… No… Pero es lindo’, contemporizó la ninfa. ‘¿Qué sentías cuando te cogía?’, preguntó el Jefe. ‘Mucho dolor. Y mezclado, placer’, contestó la perrita. ‘Eso es porque sos muy puta. A la mayoría de las putas, sobre todo a pendejitas cursientas como vos, les daría asco un perro. Pero a vos te calienta porque lo único que te importa es la verga. Esa es la verdad de tu vida, yo soy tu maestro porque te enseñé a descubrirla’, adoctrinó el Jefe. La nena no pudo evitar torcer su boquita en un llanto contenido pero inconsolable. El Jefe constató: ‘Bien de puta. Primero gozás con cualquier verga y después te da culpa. Es que la putez las vuelve idiotas. Pueden ser mocosas inteligentes, incluso abanderadas, pero una vez que se vuelven putas, pierden todo el cerebro, no pueden pensar más que con la concha. Acordate de esto que te digo porque va a ser así el resto de tu vida’, la aleccionó el viejo verde. La nena contuvo su llanto del todo. El Jefe la recostó boca abajo sobre la mesa, todavía con las manos esposadas atrás, le abrió las piernitas con sus rodillas, se puso de pie, la aferró de las muñecas y le ensartó la conchita de parado muy tranquilo, como haciéndose una paja desganada. Sin dejar de cogerla, con dos dedos, le abrió el ano ya dilatado y le fue soltando escupitajos con bastante puntería. Después cambió de opinión, juntó las rodillitas apretándolas con sus manotas peludas y empezó a cogerla fervorosamente, con gesto de sádica satisfacción, observando desde arriba cómo la nena gozaba a su pesar. Rodeó los muslitos de la nena con sus piernas regordetas y peludas para dejar más apretada la conchita y le empezó a dar más fuerte. Estaba abrazado a la mesa, cogiéndola prácticamente en el aire. Cuando se sintió cerca de acabar, alejó a la esposada nena con cuidado de la mesa, la orientó hacia el centro y caminó con la nena ensartada y cabeza abajo hacia la letrina. La cara de Nina develó que sabía lo que iba a pasar. El viejo verde acomodó la carita de Nina en el orificio metálico y la terminó de coger mientras oía los gemidos de su putita amplificados metálicamente ...
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