1. Menage a trois: Nina (13), el Jefe (59) y Mandinga (el doberman)


    Fecha: 05/02/2020, Categorías: Dominación / BDSM Sexo con Maduras Zoofilia Autor: DarioCodomano, Fuente: SexoSinTabues30

    ... descontento, el sátiro le levantó la cabeza de los pelos y le dijo: ‘Contestá lo que te preguntan con todas las palabras, puta. ¿Querés que te agarre a cintazos o querés chuparle la pija al perro?’. Derramando un torrente de silenciosas lágrimas, la nena musitó ‘Quiero chuparle la pija al perro’. ‘Bueno, entonces andá y ponele el culito cerca del hocico para que te chupe toda y lo empezás a acariciar. El lomo, después a los costados, después el vientre y cuando esté más confiado le empezás a masajear muy suave los huevos (porque si le hacés doler te va a morder) y finalmente la funda de la pija, hasta que empiece a salir. Entonces le empezás a lamer y a chupar la puntita y ahí vas a ver lo que pasa’, le explicó el Jefe con cínica paciencia. Cuando la nena, resignada, empezó a gatear sobre la colchoneta, el Jefe agregó ‘Todo en cuatro patas. Acordate, para él sos su perrita’. La perrita capturó la atención de su vigoroso y peludo macho al instante. Le acarició el cuello y la cabeza, para darle y darse confianza. El perro le lengüeteó toda la cara y la nena se dejó lengüetear con una deliciosa expresión de asco y excitación. Enseguida, lo tomó del hocico y empezó a lengüetearlo ella también; al rato, por su gesto, parecía estar saboreando la saliva amarga del perro. El jefe había arrimado la sillita de tijera y se pajeaba a no más de un metro y medio de la escena. Mandinga bajó súbitamente el hocico, olfateando la conchita excitada. Entonces Nina se dio vuelta, se puso en cuatro y empezó a mover el culazo. Al instante, el doberman le metió lengua de manera desenfrenada en el ojete hasta dejarlo como nuevo, y después metió la nariz gélida en la conchita tórrida de Nina. Nina se estremeció, se sacudió para meterse más el hocico y Mandinga, en su esfuerzo por no ser así capturado rozó con su helada nariz de perro el ardiente clítoris de la nena, recrudeciendo la excitación de la ninfa. El perro quiso montarla, pero ella alcanzó a esquivarlo y el Jefe lo contuvo un momento. Le ordenó acostarse y entonces Nina vio con pánico, asombro y creciente excitación el tronco a medio salir de su peludo amante. El Jefe la comninó ‘Ahí lo tenés. Sos tan puta que ya lo calentaste sin manosearlo. Ahora acariciale todo el pelaje mientras se la chupás’. La nena se inclinó sobre la verga, la tomó entre sus manitos lampiñas con una expresión de horrorizado asco y la olisqueó; tampoco le gustó mucho el olor. Pero si no quería más cintazos tenía que empezar rápido, así que lo hizo. Apoyó la lengüita en el orificio vergal de Mandinga que gimió como un cachorro. El precum no dejaba de salir abundantemente. Después abrió la boca lo más grande que pudo para meterse la punta de la verga en la boca y empezar a chupar con los ojos cerrados. Desde atrás, el Jefe le miraba alternativamente la boquita llena de verga y el culazo parado. La dejó mamarla diez minutos y luego, excitado, le susurró ‘Ahora ponelo boca arriba, ensartate en la verga y cabalgalo’, mientras se movía a una ...
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