1. Menage a trois: Nina (13), el Jefe (59) y Mandinga (el doberman)


    Fecha: 05/02/2020, Categorías: Dominación / BDSM Sexo con Maduras Zoofilia Autor: DarioCodomano, Fuente: SexoSinTabues30

    ... mejor posición para presenciar el portento. La nena obedeció y, temblando de miedo y de deseo, ensartó como pudo el taladro de Mandinga en su pequeño tajito. Su conchita estaba chorreando flujo hacía rato, de manera que le entró como cuchillo a la manteca, sacándole un lento y sordo ‘Aaaahhhhhh’. El perro estaba con las dos patotas delanteras levantadas y dobladas, la cabeza ladeada y la lengua colgándole; jadeaba. Nina estuvo cinco minutos acomodando jadeante la pijota de Mandinga hasta que la sintió rozar la entrada del útero. Entonces apoyó las manitos sobre el pecho del perro y empezó a cabalgarlo desesperada, aunque en silencio. El Jefe la admiró ‘Qué puta que sos’, y eso pareció excitarla más. Empezó a saltar más fuerte y más rápido sobre la verga de su peludo macho y a gemir abiertamente. Luego de varios minutos, inclinó su torso sobre el pecho de Mandinga, lo abrazó fuertemente y siguió cogiéndole la verga en esa posición, sin amenguar el ritmo. Enseguida, el perro lanzó su primera eyaculación (totalmente de precum) e inundó la conchita, que ahora producía chasquidos húmedos al estrecharse contra el vientre de su nuevo macho. El Jefe le ordenó: ‘Hablale sucio, decile lo mucho que te calienta’. Nina, enloquecida, empezó a besar el pecho peludo y exclamó con su dulce vocecita infantil ‘Ay sí, Mandinga, qué verga que tenés, me rompés toda. Cómo me calientaa que seas taan peludoo y fueerteeee’. El contenido orgasmo de Nina se desbordó en un alarido de animalito salvaje, largamente; el orgasmo en sí duró como tres minutos, pero a los dos ya estaba exánime con los bracitos colgando a los lados de su macho, gimiendo y susurrando. El Jefe de inmediato le ordenó al perro que levantara. Nina cayó medio de costado y Mandinga intentó volver a ensartarla así como estaba. El viejo verde la puso boca arriba, le abrió las piernas, le acomodó la almohada bajo el culito y guió la poronga de Mandinga hacia la conchita de Nina. La abrupta y triunfal entrada de la verga de Mandinga en la conchita de Nina hizo despertar a la nena de su orgásmico desmayo de una manera casi instantánea. Pero después de menos de cinco segundos de dolor y estupor se aferró con manos y piernas a su amante y dejó que la cogiera hasta que se cansó. Nina había sido rociada con feromonas de las perras más fértiles, saludables y fuertes que pudimos conseguir, de manera que, amén del Gotexc que también Mandinga estaba bebiendo, la excitación del can era desesperada. Su agudo olfato le decía que se estaba cogiendo a la mejor perra de la historia del universo. Cuando la nena sintió el enorme bulbo, empezó a mezquinar la concha para que no se le metiera. De inmediato, el Jefe la inmovilizó para permitir que los salvajes empujones de Mandinga le introdujeran todo el bulbo en la estirable conchita de Nina. El perro le seguía dando y los gemidos de Nina tenían algo de aullido y de rugido. Finalmente, el doberman lanzó literalmente un litro de leche blanca en la rebalsada y multiorgasmeada ...
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