1. Menage a trois: Nina (13), el Jefe (59) y Mandinga (el doberman)


    Fecha: 05/02/2020, Categorías: Dominación / BDSM Sexo con Maduras Zoofilia Autor: DarioCodomano, Fuente: SexoSinTabues30

    ... por la tubería. Después la dejó tirada así nomás y se fue a mirar TV. De inmediato, Mandinga se acercó a la conchita y lengüeteó todos los excipientes venéreos hasta dejarla limpita, mientras la nena se debatía para sacar la cara de la letrina con el perro empujándola y dándole más placer. Al final, el perro la dejó tranquila y fue a echarse bajo la ducha, en el lugar que parecía haber elegido para descansar (cerca de su comida y su bebida). Tras denodados esfuerzos, la amatambrada Nina pudo sacar la cara de la letrina y quedó tirada de costado, esposada con las manitos atrás, jadeando, transpirada, asqueada y orgasmeada en menos de medio día como pocas mujeres han experimentado en sus vidas enteras. Tuvo que rodar hacia el medio de la Habitación 1 para rogarle al Jefe mirándolo a los ojos que la ayudara a pararse. Impasible, el Jefe le ordenó ‘Vení a mirar TV conmigo’. Pragmática hasta un punto que hubiera embelesado al mismísimo Gedeón, la nena rodó hasta la colchoneta, se subió así a ella, pero quedó con la cabeza apuntando a los pies. ‘Vení y abrazame’, ordenó el Jefe, impasible. La nena se retorció y reptó como pudo hasta recostarse contra el costado peludo del Jefe, mirándolo a los ojos inquisitivamente. El Jefe le amasó los cachetes del orto rudamente y la chuponeó un rato. ‘Nadie les para la verga a los machos como la parás vos. ¿Te acordás el linyera medio loco que te traje, que no se quería acercar a vos hasta que te le tiraste abierta de patas en el colchón?’. La nena asintió. ‘Te cogió desesperado’, risoteó el Jefe. ‘¿Qué sentías mientras te cogía?’, preguntó. ‘Estaba desesperada porque vos no venías hacía una semana. Al principio tenía mucho miedo de que me lastimara, pero cuando me di cuenta del temor de él me tranquilicé y lo desprecié mucho’, contestó la putita. ‘¿Y cuando te cogía? ¿Qué sentiste?’. ‘No podía dejar de observar su expresión, su locura. No podía decir ninguna frase coherente. Me cogía desesperado. Tenía una verga corta, pero gorda y cabezona. Al principio me hizo ver las estrellas y me aplastaba con su panza renegrida y lampiña, me daba arcadas su olor inmundo. Desde la segunda vez estaba tan desesperada… que no me importó y me moví para darme placer. A él le encantó y me decía una y otra vez ‘Qué puta hermosa, no puedo crer que existís’. ‘Me acuerdo’, comentó el Jefe, extasiado. ‘¿Y con el viejo italiano? ¿Qué sentiste?’. ‘Estaba muy incómoda con el vestido de mucama que me habías hecho poner, y desorientada por estar en habitaciones distintas y por cómo me miraba él’, contestó la nena. ‘Se te veía todo el culo con ese vestidito negro. Don Santino casi se muere cuando te vio con el vestidito, los tacos aguja y la vinchita blanca de mucama’, sonrió el Jefe. ‘¿Cómo te cogió el viejo?’, preguntó. ‘Me manoseó y me chupó toda mientras me arrancaba la ropa, me tiró abierta de piernas en el colchón y me cogió en esa posición hasta que acabó. Después siempre me cogió en esa posición’, comentó la nena. ‘¿Y qué sentías vos?’ ...
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