Mi amigo Pali y su vecina del rellano - Relatos Eróticos

Mi amigo Pali y su vecina del rellano

... mezclarnos en algunas diversiones, pero incluso en el colegio estábamos separados, a un lado chicos y a otro chicas.

Pali llegó a nuestro patio y su vivienda era un tercero, el rellano era de dos vecinos. En frente de ellos vivía un matrimonio sin hijos, de unos treinta y muchos años. Eran un matrimonio muy peripuesto, habitualmente iban muy bien arreglados y acicalados. Él era funcionario y ella administrativa en una gestoría.

La señora Melani, que así se llamaba la damisela, estaba de muy buen ver. Siempre iba con falda y enseñaba unas bonitas piernas, bien rellenitas y moldeadas, que con los zapatos de tacón que solía portar, nos presentaba una visión de unas patorras dignas de ser sobadas y toqueteadas. Le gustaba también ir muy maquillada, con un rojo en los labios que la mostraban muy sensual.

Su descripción en aquella época sería, de estatura media, aproximadamente uno sesenta y cinco, con una complexión muy femenina, tenía buenos pechos y buenas curvas; “vamos” que estaba bastante buena, lo idóneo para echarla un buen polvo.

Pali se fijó en aquella jamelga desde el principio, era una madurita muy apetecible, con unos atributos que enseguida le pusieron su porra en estado de guerra.

Con el tiempo, cuando ya comenzamos a ser amigos íntimos, en nuestra edad de adolescentes, me confesó que su vecina le tenía atormentadito; la cantidad de pajas que se había cascado a su salud.

Nuestro Pali se llevaba muy bien con el matrimonio, y del marido, Julian, decía que era un tipo excepcional, pero no quitaba que mirase con ojos pecaminosos a la señora Melani. Su mente calenturienta sólo pensaba en realizar cosas obscenas e inmorales con ella.

Los años fueron pasando, y la amistad con sus vecinos se fue acrecentando. El punto negativo era que Pali estaba harto de tanto darle al manubrio pensando en las tetorronas tan hermosas de la vecina, en su pomposo culazo y en todos los encantos de la señora Melani.

En algunos instantes, cuando se sinceraba conmigo, me alteraba con frases muy ardientes como“Oooohhhh que ganas tengo de cepillarme a mi vecina”, “me la estaría follando todo el dia”, “la estaría dando caña hasta quedar extenuado”, “uuuummmm que buena que está la puta, como me pone el nabo”.

Yo le contestaba:

-Pali estás obsesionado, tienes que tranquilizarte y tomártelo con más calma y serenidad.

-Tú que no estas todos los días cerca de ella, pero yo que tengo la suerte, me tiene tieso y calentorro a todas horas.

-Pues tendrás que hacer algo para saciar y apaciguar ese ímpetu y ese deseo sexual que tienes por esa tigresa.

-Sí, sí, la verdad es que tengo que montarme algún tinglado para darle un toquecito y que me calme este apetito sexual que me tiene consumidito.

-Yo diría que más que un toquecito, te tiene que dar un buen envite, que te frote y te sobe bien todas tus partes nobles, que falta te hace.

-No me siguas incitando capullo, que se me pone la polla tiesa.

-Bueno, tu achúchala y luego me lo ...