Trío de ases - Relatos Eróticos

Trío de ases

... tocarse, que sería un rato de diversión, los tres juntos en la cama. Scarlett no parecía nada convencida, pero Violet vino hacia mí y nos comenzamos a besar. Me agarré enseguida a su culazo y, sin más barrera que el calzoncillo, mi pene ya erecto chocó contra su entrepierna. La desnude de cintura para arriba y le comí las tetazas ante la mirada atónita de su hermana. Nuestros sexos, todavía cubiertos, se frotaban con ansia en el sofá. La liberé del pantalón y pude observar un pequeño tanga que comenzaba a mojarse.

La invité a ir mi habitación y a Scarlett no le quedó más remedio que venir detrás. Sentada en el borde de la cama, observaba como le comía el coño a su hermana. Disfrutaba degustando ese manjar sin tener que estar pensando en otra persona, solo en la dueña de esa suculenta vagina juvenil, mi primita. Recorrido cada milímetro de su rajita con mi lengua, me centré en el clítoris. Mi especialidad hizo que se corriera entre fuertes convulsiones.

Cuando me dispuse a ser correspondido, vi que Scarlett se estaba mordiendo el labio y tenía una mano entre sus piernas. Sin mediar palabra, me acerqué a ella y comencé a meterle mano. No se resistió, al contrario, se desnudó de inmediato, ansiosa por recibir en sus tetas el mismo trato que su hermana. Sus pezones eran más grandes, daba gusto tenerlos en la boca. Me empezó a comer la polla con esos labios de fantasía mientras Violet le sujetaba el pelo y me metía la lengua.

Recibiendo esa mamada y con una mano en cada culo, me sentía en el cielo, pero tenía algo mente. Hice que Scarlett parara y la puse a cuatro patas sobre la cama. Le pedí a Violet que se sentara sobre la espalda de su hermana para que me comiera la boca mientras follaba. Penetré a la guapa, la que en principio se negaba, mientras la otra, con las piernas entrelazadas sobre mí y sus enormes tetas contra mi pecho, me morreaba. Agarrando a las dos por la cintura, embestía con todas mis fuerzas.

El sonido de la saliva que producía mi lengua junto a la de Violet, los fluidos vaginales de Scarlett al ser embestida una y otra vez por mi polla, mis huevos chocando contra su coñito y sus propios gemidos. Una mezcla de sonidos que componían una sinfonía para mis oídos. Estaba haciendo un trío con dos bellezones de casi diecisiete años que, por si fuera poco morbo, encima eran mis primas.

Los gritos de Scarlett se intensificaron hasta llegar al orgasmo. Saber que había conseguido que se corrieran las dos me dio un extra de excitación, ya de por sí en las nubes, y noté que la eyaculación era inminente. El cosquilleo en los testículos ascendió por el tronco de mi verga dándome el tiempo justo para sacarla y regar a Violet con mi zumo de macho. La corrida le llegaba de la cara a las tetas y bajaba lentamente hasta llegar al culo de su hermana. Nos tumbamos los tres en la cama, intentando recuperar el aliento.

- ¿Vais a estar mucho tiempo por aquí?

- V: No, nos vamos la semana que viene.

- S: Pero en nuestra casa de Santa ...