1. Trío de ases


    Fecha: 12/03/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... traía una sorpresa.
    
    Cinco minutos después llegó Jesús, no con una, sino con dos sorpresas: sus hermanas pequeñas, Violet y Scarlett. Su madre, mi tía Amelia, después de divorciarse por primera vez, se volvió a casar con un estadounidense de California y tuvo mellizas con él. Tampoco funcionó este matrimonio y las niñas se fueron a vivir a América con el padre. La última vez que las vi eran dos mocosas rubias de ojos azules, pero lo que me encontré esa noche me dejó sin aliento. Se habían convertido en dos jovencitas espectaculares, dos bellezones como había visto pocos en mi vida. Se parecían, aunque no eran, ni mucho menos, idénticas.
    
    Scarlett tenía unos ojos más grandes y los labios más carnosos, era la más guapa. Violet también era preciosa, pero destacaba más por su cuerpo. Probablemente sus curvas no eran mucho más prominentes que las de su hermana, pero llevaba un pantalón muy ajustado y su escote era como un balcón con vistas al pecado. Siempre obsesionado con la belleza que no encontraba en mi chica, aquellas muchachas me pusieron hasta nervioso.
    
    - Pero bueno, ¡qué sorpresa!
    
    - Scarlett: Primo, ¡cuanto tiempo sin verte!
    
    - Estáis enormes. ¿Qué edad tenéis ya?
    
    - Violet: El mes que viene cumplimos diecisiete.
    
    - Como pasa el tiempo. ¿Venís a jugar?
    
    - V: Pues claro, nos ha dicho Jesús que sois muy malos.
    
    - Jajaja. Bueno, bueno, ya veremos qué sucede.
    
    Cuando llegaron los dos que faltaban comenzó la partida. Mis opciones de arrasar se fueron esfumando poco a poco. Incapaz de concentrarme con esos dos monumentos sentadas a la mesa, no daba pie con bola. Las malas cartas, unidas a mis pésimas decisiones, me estaban dejando sin blanca. Sin embargo, las mellizas, que habían decidido jugar como una sola, estaban ganando una mano tras otra.
    
    Nos contaron que su padre el californiano era todo un experto en poker y les había enseñado a jugar desde bien pequeñas. Entre bromas, les dijimos que no las íbamos a invitar nunca más. Pero si por mí fuera, vendrían siempre, aunque tuviera que acabar vendiendo hasta el coche para pagarles mis deudas de juego.
    
    El dominio era tal, que mucho antes de la hora habitual, todos nos habíamos quedado sin el dinero estipulado para apostar. Solo a mí me quedaba un poco. Mis cuatro primos decidieron que era el momento de retirarse a sus casas, por mucho que yo insistiera en que todavía podía remontar.
    
    - Nico, conserva el dinero y la dignidad.
    
    - Todavía puedo tener un golpe de suerte.
    
    - No digas tonterías, mis hermanas se van a acabar quedando hasta la casa.
    
    - Una más y lo dejo.
    
    - Me las tengo que llevar a casa,mañana madrugo.
    
    - No te preocupes, yo las acerco dentro de un rato, si se quieren quedar.
    
    Mis primas dijeron que querían seguir jugando y así fue. Nos quedamos solos los tres y continuamos la partida. En esta ocasión, ellas jugaban de forma individual. Empecé bien, pero enseguida ya me quedé a cero y les propuse llevarlas a casa.
    
    - V: Tranquilo, primo, podemos ...
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