1. Una lujuriosa y muy perra madura


    Fecha: 06/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AREIK, Fuente: CuentoRelatos

    ... encajado y casi atrapado por los mismos hierros. La situación en si los tenía a ambos en excitación sobremanera. Ella agregó:
    
    —subamos, mi casa es en el 1ª "A".
    
    Yo, más lascivo, tenía en mi mente una idea distinta a la de ella, mi intención era premeditada, de dejarla con las ganas. Le respondí secamente:
    
    —¡Hoy no!... ¡Mañana!... Mañana será para ti.
    
    Arremetiéndole y embistiéndole con toda su fuerza, para en pocos segundos llenar su concha de leche. Sabía que aunque ella, quedándose con las ganas, continuaría gustosa de volver a verme. Apenas acabé de depositarle mi jugo, acomodé mis ropas.
    
    Diciéndole con todo convencimiento nuevamente:
    
    —Mañana vendré a tu casa a las 23,00 h ¡Y debes estar preparada y cachonda a mi llegada!
    
    Sabiendo exactamente lo que hacía y lo que haría en tiempos a venir; me fui de improviso dejándola ambiguamente conmocionada, caliente, colgada de la reja y a medio vestir.
    
    De intención pura y premeditada llegué 40 minutos tarde. Llamé a su timbre. Nadie respondió aunque el portal de hierro franqueó mi entrada. Subí las escaleras hasta el primer piso, la puerta del apartamento se encontraba entreabierta dejando entrever luces tenues en su interior.
    
    Al traspasar la puerta de ingreso al departamento, había un separador de esterillas que permitía ver el interior de la sala a través de las pequeñas hendijas de las esterillas. Pudiendo ver así que se hallaba ya iniciada en la labor. Vestía una corbata negra anudada en su cuello, un arnés pectoral que dejaba a total descubierto sus tetas sosteniéndoselas y realzándoselas por debajo, botas cortas al tobillo color amarillo y medias de red de amplio calado también del mismo amarillo fuerte que trepaban hasta casi su almeja.
    
    Lograba con esa vestimenta un contraste muy extremo junto al color marrón de su bronceada piel. Se encontraba recostada sobre un sofá de tela leopardo. En sus muñecas llevaba grilletes/esposas separados cerrados sobre ellas, indicando claramente su entusiasmo de ser amarrada o sujetada. Se encontraba masturbándose el culo con una polla de goma y acariciándose su clítoris con los dedos. Franqueé el biombo de esterillas. Al verme exclamó:
    
    —Ven aquí y déjame agrandar tu barra de carne!!!
    
    Ella me increpó con voz firme, sin enojo y entusiasta:
    
    —¡hijo de puta! ¡Me has dejado caliente, con las ganas y en pelotas en plena calle a la vista de cualquier vecino!...
    
    Ella estaba terriblemente excitada y atraída por la actitud animal del desconocido. Dijo:
    
    —hace más de media hora que debías estar aqui!!! He tenido que comenzar sola.
    
    Recostándome sobre el quicio de la puerta le dije:
    
    —¡Deléitame un poco más con tu imaginación!
    
    Continuó masturbándose al igual que cuando ingresé. Sonrió pícaramente. Aguardé unos minutos observando su show, descubriendo en su piel casi su verdadera edad... tendría alrededor de 58/62 años. Un frasco casi vacío de vitamina E ubicado sobre la pequeña mesas a su lado también hablaba de ello por sí ...
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