1. Una lujuriosa y muy perra madura


    Fecha: 06/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AREIK, Fuente: CuentoRelatos

    Volviendo a mi casa a la 1 de la mañana, luego de ver a unos amigos caminando dentro de la estación del metro, observé a una mujer de cabello negro, liso y largo y de andar muy elegante y llamativo. Vestía traje verde oscuro de chaqueta y pantalón ajustado en las caderas y en la parte superior de los muslos. Me hizo pensar en piernas muy torneadas. No podía observar su cara, su edad o el resto de su cuerpo, ya que ella caminaba a un costado, pero bastante por delante de mí. Ya en el andén a unos dos metros de distancia, aguardábamos la llegada del metro. Ella notó por el rabillo del ojo que la observaba, pero no se inmutó.
    
    Nos tocaron asientos casi enfrentados y en diagonal. El viaje a destino era algo largo, por lo que la mayoría de los pasajeros optamos por leer; ella no lo haría. Abrí mi libro e intenté leer, más no podía concentrarme en la lectura; deseaba descubrir algo en ella, mirarla, observarla y así lo hice. Ella no me miraba. En su rostro llamaban la atención sus ojos verdes oscuros y su piel muy tostada por el sol, no era ni fea ni bonita. Sus manos si eran esbeltas, sin ningún anillo aunque el dedo anular izquierdo mostraba una línea muy pálida, resultado de haber alojada allí una anillo de matrimonio, hasta no hace muy poco tiempo.
    
    Continué observándola de abajo hacia arriba, notando bellos tobillos, lo ajustado del pantalón en su entrepierna, una cintura no delgada, pero sin excedentes. Por la abertura de su chaqueta mostraba sus buenas tetas, aunque de piel algo floja, que aflorando del gran escote de su blusa, no dejaba duda alguna que no llevaba sostén. Su delgado cuello y sus gruesos labios, también de piel algo floja hablaban de tener unos 25 años más que yo, por lo que andaría en los 55 /60 años. A pesar de su edad eran notorias dos cosas: que estaba muy buena y que le gustaba mucho, gustar.
    
    Llevaba las piernas ligeramente abiertas, dejando ver como una pequeña braga atrapada allí debajo, se le metía dentro, marcando dos interesantes montes. Al sentirse observada y analizada se sintió algo incómoda por lo que cerró delicadamente sus piernas. Disimulé unos minutos y volví a enfocarme en su pecho, También lo notó y cuando miré fijo a sus ojos, intentó cerrarse la chaqueta, pero esta volvió a abrirse al segundo. De nuevo me miró impasible; hice una sonrisa y un gesto como diciendo "jejeje, no se pueden ocultar"
    
    Reaccionó inmutable, como ignorándome, levantando imperceptiblemente la mirada. Me dediqué nuevamente a la lectura; al paso de unos diez minutos de leer sin saber si era mi imaginación o no, me sentí observado. Levanté la vista en forma abrupta descubriendo que sí, que me estaba analizando; reaccionó nuevamente en forma intelectual sin gesto alguno desviando la mirada levemente hacia un costado, sin hacer el más mínimo movimiento de músculo alguno de su rostro, pero la rigidez de su mirada clavada en el aire a mi lado, me permitió ver detenida y claramente un especial y destellante brillo en sus ojos. Era ...
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