1. Los futbolistas somos unos salidos IV


    Fecha: 06/12/2019, Categorías: Gays Autor: Benji, Fuente: TodoRelatos

    Cuarta parte de esta historia, y final de etapa. Espero que les guste la conclusión de la historia de Miguel y Benji. Gracias por los comentarios y opiniones.
    
    Era el minuto 75 y seguía el partido empatado. El Rayo estaba haciendo un partidazo y nuestra labor había consistido más en resistir sus embates, de momento con éxito, con escasas posibilidades para nosotros de marcar. Alex estaba haciendo uno de los mejores partidos de su vida y había salvado ya 3 goles clarísimos con unos paradones tremendos. En uno de esos ataques, Jaime, uno de nuestros defensas, hizo una entrada arriesgada, evitó el gol, pero derribó al delantero y el árbitro pitó penalti.
    
    Todos fuimos a protestar al árbitro, y el estadio gritaba de todo y nos insultaban. Miguel puso paz, no merecía la pena ganar una tarjeta por gritar al árbitro. Luego fue a darle instrucciones a Alex y se puso junto a mi al borde del área, esperando a que se colocaran para tirar. Me miró con su hermosa sonrisa y me dijo que tranquilo y atento, que en cuanto tiraran empezara a correr al área contraria.
    
    ¿Como estás tan seguro de que lo va a parar? - le pregunté
    
    Le he prometido que si lo para se la metiamos los dos… a la vez - me guiño un ojo y por un segundo perdí la concentración en el partido, pero volví a centrarme.
    
    Se hizo silencio en el estadio mientras el jugador del rayo se preparaba y colocaba el balón en la línea de 11 metros. Todos estábamos muy tensos. En cuanto vi correr al lanzador, salí corriendo en dirección contraria. Apenas pude ver el tiro, muy potente, lanzado hacia la izquierda, un trallazo imparable… que Alex consiguió detener lanzandose acertadamente y desvío directamente a la esquina del área donde Miguel se adelantó y recibió con comodidad. Apenas tuvo que levantar la cabeza para hacerme un pase largo al centro del campo, que recogí con el pecho y me puse a correr como loco, dirigiendo el balón. Les había pillado a la contra despistados, esquivé con facilidad al único defensor que se interponía entre el portero y yo, me introduje en el área contraria, y ante la sorpresa del portero, que se lanzó y rozó con los dedos un trallazo bajo y pegado al palo que se clavó en la red del rayo.
    
    Corrí hacia el centro del campo a celebrarlo, mientras el volumen de los gritos en el estadio subía, estaba eufórico, mis compañeros llegaron para abrazarme. Pero el que más me gustó fue el abrazo intenso y sudado de Miguel, que me felicitó y me dio una palmadita amistosa en el culo.
    
    Alex consiguió mantener nuestra portería a cero a pesar de los constantes embates del rayo y que Pierre y Jaime, nuestra pareja de centrales, parecían estar a por uvas y no daban una, dejando la portería vendida en más de una ocasión. Celebramos la victoria como si fuera una final.
    
    El vagón del tren de vuelta era una fiesta. Alex, en medio del vagón, golpeó una lata de cerveza partiéndola y bebiendosela de trago a presión, mientras el resto del equipo le jaleabamos con el mote que la prensa le ...
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