Los futbolistas somos unos salidos IV - Relatos Eróticos

Los futbolistas somos unos salidos IV

... penetracion.

Agarré su grueso palo que estaba más firme que un marine el 4 de julio, y comencé a sentarme sobre él. Noté la fuerte presión de su capullo sobre el agujero, como iba tensando y deslizando, sentí dolor y fuego en el primer momento, cuando el enorme glande atravesó el anillo, pero apreté los dientes y continué hacia abajo, metiendomelo cada vez más dentro sin prisa pero sin pausa hasta que acabe sentado sobre él. Permanecí un primer minuto quieto, esperando que pasara la sensación de ardor y mi culo se adaptara al grosor de Miguel. No suelo hacer de pasivo, esta era la cuarta polla que me metía en mi vida, y sin duda era la más gruesa que alguna vez me hubiera rellenado. Miguel me miraba con los ojos azules muy abiertos, y me sonrió agradecido antes de volver a besarme.

El beso me relajó bastante y pude empezar a cabalgar a Miguel, con las manos entrelazadas detrás de sus hombros y nuca. Primero suave, disfrutando de la sensación que me provocaba en el trasero, acelerando poco a poco conforme el dolor se iba transformando en placer. Miguel gemía y susurraba mi nombre entre jadeos, cerraba los ojos con cara de éxtasis y me puso las manos en el culo para ayudar.

Joder,... tu culo… se siente… increíble -

Cuando llevabamos varios minutos en esta posición y yo ya estaba totalmente hecho al rabo de Miguel, me sostuvo arriba y fue él quien empezo a mover la cadera arriba y abajo, muy rápido y con potencia. Cada embestida salvaje de su rabo parecía llegar más adentro en mis entrañas y me sacaba el aire en un gemido. La cara de Miguel mostraba esfuerzo, colorada del brutal movimiento que le daba a las caderas. Dios que guapo era.

Joder… Miguel… me estás partiendo por la mitad picha -

Nos besamos, me estaba haciendo adicto a la boca de Miguel y el tacto de su barbita, me volvía loco. Me empezó a ladear con cuidado, para cambiar de postura, supuse que buscaba una posición más comoda para terminar de follarme pero me sorprendió al sacar el cipote que tan encajado tenía en el culo, dejandome vacío, no quería que la sacara de allí.

Benji - me miró, estaba colorado, y mostraba cierta timidez en el contacto visual - ¿Quieres…follarme? - Mi polla dio un bote descontrolado apretada como estaba contra la de Miguel

¿Quieres tú? - le pregunté, no quería nada que él no quisiera - No lo hagas por mi, a mi me encanta tenerte dentro -

Si, estoy… seguro - poco a poco notaba como se envalentonaba - llevo tiempo fantaseando. No así en general, sino prácticamente desde que llegaste al equipo, he estado deseando estar contigo y quiero darlo todo -

Miguel, de verdad, esto es muy grande y nunca lo has probado - le acaricié el pecho con ternura - lo último que quiero es hacerte daño, porque me gustas mucho -

Tu a mi también me gustas mucho. Me gustas gustas, llevo dos meses pensando en ti y pajeandome, y ni en mis mejores sueños podría ser mejor el sexo contigo - eso era una auténtica declaración - Y quiero hacerlo todo Benji, quiero ...