1. EL SECRETO DE NUEVA ESPERANZA: 21 años atrás… (Capítulo 3)


    Fecha: 12/03/2019, Categorías: Gays Autor: Mateo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... que la yegua caminaba, los perros en el suelo le ladraban al ganado ayudando a arrearlo hasta el abrevadero.
    
    Disimuladamente, el hijo de Raymundo observaba a Celestino, su cara, sus piernas, sus brazos, y pensaba que cuando Pedrucho creciera se parecería a él. Que si bien era cierto, Celestino no era feo, a pesar de ser serrano tenía las facciones europeas, heredadas a algunas personas de la sierra durante el tiempo de la invasión de los españoles; era alto y buen mozo, a diferencia del resto de Ayacuchanos que eran bajitos.
    
    La imagen semidesnuda de Pedro no se le salía de la mente, y haber sentido el calor de sus nalgas en su entrepierna lo hacía alucinar aún más con ese muchacho.
    
    A pesar de que Juan Pablo nunca había tenido nada sexual con otro hombre, no podía evitar sentirse excitado por los de su mismo género; en realidad, él nunca había tenido sexo con nadie, lo máximo que llegó a hacer fue dejarse chupar la verga de sus compañeros del colegio militar, como chantaje para que él no le cuente a nadie que lo encontró empinado y recibiendo verga por el culo de uno de los de quinto grado. Fuera de eso, sus fechorías sexuales se reservaban únicamente a masturbaciones que terminaban en prodigiosas eyaculaciones, comparándose con un garañón de fina estirpe.
    
    Una vez que regresaron a la hacienda con el ganado, Juan Pablo divisó a su padre en los corrales, estaba fumando un cigarro. Dejaron a las reses en las pampas para que pasaran la noche ahí, y galopó hasta donde estaba Raymundo.
    
    —Me alegra que no estés haraganeando, —dijo él, a su hijo.
    
    —¿Me dejas ir al río a bañarme?, —preguntó Juan Pablo, pidiendo permiso.
    
    —Ya es un poco tarde, te podrías perder. —refutó Raymundo.
    
    A los pocos segundos se apareció Celestino, mientras Juan Pablo seguía insistiendo en querer ir al río.
    
    —Noooo…. Te estoy diciendo que te puedes perder, —insistía Raymundo.
    
    —Déjelo ir, patroncito. —intervino Celestino—. Que lo acompañe mi hijo, pa que no se pierda, y sirve que así, elwayna (joven) Juan Pablo va conociendo más el lugar.
    
    Raymundo se mostró un poco cerrado a la idea, pero al final terminó aceptándola y dándole permiso a su hijo de ir a bañarse al río, acompañado por Pedro, quien fue llamado por su padre.
    
    —Peeeedrooooo… —gritó Celestino.
    
    Al instante apareció el jovenzuelo, aún sucio y colocándose el polo.
    
    —Mandetayta (padre).—dijo éste.
    
    —Acompaña al joven al río. —le ordenó su padre.
    
    Pedro obedeció de inmediato, fue por un caballo, y al instante partieron junto a Juan Pablo en dirección al río.
    
    Una vez que llegaron, cabalgaron unos cuantos minutos por la orilla hasta una parte donde el agua era menos caudalosa y había menos piedras. Ahí desmontaron y amarraron los caballos en un tronco.
    
    Como el día estaba algo caluroso, Juan Pablo se quitó rápidamente la ropa y la dejó sobre una piedra, quedando completamente desnudo ante la vista de Pedro, quien se ruborizó tremendamente al ver el tamaño del pene de Juan Pablo, el ...
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