1. EL SECRETO DE NUEVA ESPERANZA: 21 años atrás… (Capítulo 3)


    Fecha: 12/03/2019, Categorías: Gays Autor: Mateo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... maleta y sacó unos binoculares, regresó a la ventana y colocándose el objeto a la altura de los ojos, pudo notar que se trataba de aquel niño que había visto hacía rato, al llegar. El muchacho estaba tendido sobre su cama, con las piernas abiertas y masturbándose, pero lo que más le sorprendió fue que se metía uno de los dedos por el ano, con una intensidad bárbara, hasta que se corrió en chorros de semen sobre su pecho, luego se colocó el pantalón y desapareció de aquella habitación.
    
    Juan Pablo fue bajando lentamente los binoculares de sus ojos, había quedado taciturno de ver a aquel joven masturbarse y penetrarse el ano con los dedos.
    
    —¿Qué haces?. —le preguntó Raymundo, entrando de golpe al cuarto y sin tocar la puerta.
    
    Juan Pablo se asustó y cerró la ventana.
    
    —Nada, solo estaba viendo por la ventana con los binoculares.
    
    —mmmmm…. Cuidadito con estar viendo a que hembrita levantarte. Esta gente de por aquí no es como la de Lima. —le reclamó Raymundo
    
    —¿y qué de malo hubiera en querer agarrarme a una cholita de por aquí?.
    
    —Esta gente no cree en los noviazgos casuales, si te le acercas a una serranita seguro va a querer casarse.
    
    Juan Pablo rió incrédulo por lo que le decía su padre.
    
    —¿Casarse?, no inventes.
    
    —¿No me crees?, por aquí las costumbres son muy diferentes. Todos los que trabajan en esta hacienda tienen hijos a una edad muy joven. ¿Viste a Celestino?, es el capataz de la hacienda, él apenas pasa de los treinta años y ya tiene un hijo casi de tu edad.
    
    —Me estas jodiendo…. —decía Juan Pablo, sorprendido.
    
    —Aquí solo saben sacarse la mierda trabajando en el campo, la mayoría son analfabetos, otros apenas estudian la primaria y luego cada quien termina de crecer un poco más para hacerse de familia. Es la vida de los serranos. —decía Raymundo—. Así que, mucho cuidado, webón; no quiero que me vengan a joder las pelotas con que embarazaste a alguna chibola de esas.
    
    —Hay viejo, no te hagas, —hablaba Juan Pablo en tono sarcástico—. Estoy bien seguro que aquí aprovechas para meterle verga a alguna de esas mujeres, me pregunto cuántos hermanos tendré en este lugar.
    
    —Háblame bonito, webón. —Raymundo levantaba la voz—. La diferencia aquí es que yo soy el patrón, el que les da trabajo. Además, tendría que ser bien idiota para dejar hijos por aquí, suficiente castigo tengo contigo.
    
    A Juan Pablo le quemaban las orejas al oír eso, le molestaba que su padre siempre le sacara en cara lo mal hijo que era.
    
    —Voy a salir a dar una vuelta a caballo, ¿quieres venir?, —le preguntó.
    
    —No, gracias. Tengo mucho frío, y me siento un poco mareado.
    
    —Debe ser el mal de altura, ya te acostumbraras.
    
    Raymundo salió del cuarto de su hijo, fue hasta el establo y cabalgó sobre el lomo de su caballo.
    
    Esa noche, Juan Pablo se masturbó incontables veces. Apenas cerraba los ojos, lo primero que soñaba era que se cogía a ese muchacho. Que le pedía que lo penetrara con brutalidad, mientras se abría las nalgas y preparaba el ...
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