1. EL SECRETO DE NUEVA ESPERANZA: 21 años atrás… (Capítulo 3)


    Fecha: 12/03/2019, Categorías: Gays Autor: Mateo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... ayacuchanos de Nueva Esperanza, eran prendas finas, de marca, a la moda; muy diferentes a las humildes vestimentas con las que se vestían los peones de la hacienda.
    
    —Subiendo las escaleras, a la mano derecha, en la última puerta, ese va a ser tu cuarto. —le indicó Raymundo a Juan Pablo, quien subió sin siquiera decir una sola palabra, porque simplemente, odiaba ser mandado por su padre.
    
    Raymundo volvió la mirada hacia Celestino, suspirando fuerte, como pidiendo paciencia para soportar el carácter de su hijo.
    
    —¿Viste?, así es él, parece que me reta sin miedo, —dijo Raymundo.
    
    —Paciencia, patrón, —le decía Celestino—. Todos los muchachos son así, acuérdese que usted era igualito.
    
    —Sí, y mi papá me volteaba la cara de un cachetadón cuando me ponía malcriado. —reía Raymundo y se frotaba la barbilla—. Pero es que éste es peor de lo que era yo, ni por que está en un colegio militar se acomoda, ¿sabes lo que hizo?, le respondió mentándole la madre a uno de los profesores, por poco lo expulsan… lo bueno que el director fue amigo de mi papá, sino… habrase visto, haciéndome quedar en vergüenza a mí. Yo que también estudié ahí.
    
    Celestino miraba y oía a su patrón, por momentos lo entendía y por otros lo compadecía, después de todo no le extrañaba que los costeños fueran tan malcriados, creídos, y exagerados. Le bastaba con ver a Raymundo.
    
    —¿Y lo trajo a la hacienda pa que se le quite lo ‘’supay’’ (diablillo), patrón?. —preguntaba Celestino.
    
    —Haber si con el frío de este lugar y conviviendo con los animales se le quita lo jodido. —respondía Raymundo, sirviéndose una copa de wiski—. Anda ensíllame mi caballo, que quiero ir a galopar un rato. —le ordenó al peón.
    
    —Anri patrun (sí, patrón), —respondía Celestino a la orden de Raymundo.
    
    —Y háblame en cristiano, carajo; que yo no entiendo tu lengua indígena. —reclamaba el patrón a su peón por hablarle en quechua, el dialecto de los andes peruanos.
    
    Celestino asintió bajando un poco la cabeza y salió de la casa rumbo al establo donde estaban los caballos, le ensillaría aquel caballo pinto a Raymundo, ese de crin blanca que tanto le gustaba.
    
    Juan Pablo acomodaba su ropa en el armario. El frío de la hacienda le calaba los huesos, pero la vista de aquel lugar era estupenda. El cielo de la sierra no tenía punto de comparación con el cielo de Lima, aquel era de color azul intenso, mientras que el Limeño era más gris que el acero, no en vano decían que Lima era la ciudad con el cielo como la panza de un burro, horrible.
    
    De pronto, una ráfaga de aire frío entró por la ventana, dejando congelada la habitación, lo que obligó a Juan Pablo a caminar hasta la ventana para cerrarla. Apenas se acercó, vio a lo lejos una casita, a unos doscientos metros de la casa grande. No se podía observar bien por la distancia, pero parecía que había alguien recostado sobre una cama, con las piernas levantadas en el aire.
    
    Al estar un poco lejos no se apreciaba bien lo que hacía, así que corrió hasta su ...
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