1. EL SECRETO DE NUEVA ESPERANZA: 21 años atrás… (Capítulo 3)


    Fecha: 12/03/2019, Categorías: Gays Autor: Mateo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... excitado.
    
    —Despacito…. —suplicaba Pedro, presintiendo la sensación de dolor que tendría.
    
    Juan Pablo empezó a hacer fuerza para que su gran verga empezara a entrar en el muy estrecho ano de Pedro; sin embargo, el otro muchacho lejos de aflojar el culo, lo apretaba más, impidiendo que el mazo de carne dura de su poseedor lo invadiera.
    
    —Afloja el culito. —le decía Juan Pablo, empujando cada vez más.
    
    Luego de tanto intentar penetrarlo, al fin entró la cabeza. Pedro soltó un grito que hizo eco por toda la cueva, y se tumbó en el suelo, agarrándose el ano, muerto de dolor.
    
    Juan Pablo intentaba hacer que se le pasara el dolor, y en cuanto sucedió, volvió a intentar penetrarlo, casi obligándolo.
    
    —No te muevas…. Ábrete el culito… —le ordenaba.
    
    Nuevamente, el glande entró por segunda vez, un poco más fácil que la primera. Pedro mordía su polo con furia para no gritar hasta que se le desgarrara la garganta.
    
    Otro empujón más y entró un tercio del total de la verga de Juan Pablo, se quedó quieto un rato para que el ano de su pasivo se acostumbrara a tal grosor.
    
    Pedro sentía como el culo se le partía en dos, era como si se lo rajaran. Cuando Juan Pablo empezó a moverse, muy suavemente, al sacarle la verga dejándole únicamente el glande adentro, notó un ligero rastro de sangre, seguramente por la nula costumbre de ser penetrado.
    
    El hijo de Celestino gemía como si agonizara, pero muy en su interior disfrutaba el momento, a pesar del inmenso dolor en su ano que lo hacía llorar. Ya no pedía que Juan Pablo se la saque, al contrario, quería que se la metiera por un largo rato, aunque no se veía en la capacidad de resistir que se la metiera toda.
    
    Juan Pablo le metía la verga a Pedro hasta la mitad, verlo y oírlo gemir y hasta llorar, lo excitaba aún más; sobre todo, porque a pesar del dolor, Pedro no le pedía que parara. De pronto, tomó al muchacho por las caderas, aumentó la velocidad de las embestidas y se soltó al disfrute del sexo. De su primera vez.
    
    Lo apretado del ano de Pedro generaba en la verga de Juan Pablo un placer indescriptible.
    
    —¿Te gusta? —le preguntaba.
    
    —Siiiiiii… —respondía el jovenzuelo, con la voz trémula.
    
    Hubo un momento en el que Juan Pablo le sacó por completo la verga del culo a Pedro; al salir, el ano hizo un sonido igual al de una botella cuando se descorcha, dejando un boquerón dentro del cual, el hijo de Raymundo escupió más saliva y metió nuevamente ese macizo pene caliente.
    
    En cada mete y saca sentía excitantes cosquillas en todo el falo, una sensación mayor a la de solo masturbarse viendo revistas porno.
    
    Pedro gemía y se babeaba, casi inconsciente por el dolor y placer que recibía en su ano. Al sentir los puyazos del glande de su penetrador contra su próstata, reacciones nerviosas recorrían todo su cuerpo. Sentía que el pene de Juan Pablo le iba a salir por la boca, a pesar de que solo tenía dentro la mitad.
    
    —Cáchame piernas al hombro, —pidió Pedro.
    
    Juan Pablo obedeció al instante ...