Un equipo muy unido V - Relatos Eróticos

Un equipo muy unido V

... descubierto que me flipa que me follen y no quiero que te quedes tu también sin disfrutar de meterla -

Me pone brutisimo que me lo pidas - se acarició la polla, como luciendo el arma con el que me iba a ensartar - Te imaginaba como un empotrador activo y pensé que tendría que conformarme con hacer de pasivo -

Yo pensaba lo mismo de tí - me reí acariciandole el pecho - pero me ha encantado poder probarte yo primero -

Es la costumbre - bajó la cabeza un poco tímido - Mi exnovio no dejaba que se la metiera, decía que era demasiado gorda y me acostumbré a poner el culo - me gustó su sinceridad, que me contara algo así tan íntimo - si lo pienso hace más de dos años que no la meto… -

Pues mucho mejor estar conmigo. Yo nunca te voy a negar el culo - ¿de verdad habían salido esas palabras de mi boca?

Eres jodidamente adorable - se arrojó sobre mí, aplastandome con su enorme y duro cuerpo, y nos fundimos en un beso tierno y a la vez apasionado.

Abrí las piernas y Álvaro se acomodó entre ellas. Comenzó a restregarse contra mí, anticipando los movimientos con los que iba a penetrarme, y notaba su polla ardiendo paseando por mi culo, restregandose exploratoria en busca de mi cueva. Se embadurnó la mano de lubricante y sus dedos gruesos y grandes comenzaron a trabajar los músculos de mi esfínter, preparándome para el enorme pedazo de carne que me iba a meter. No dejó de besarme mientras lo hacía, así que mi culo estaba bastante relajado y los enormes dedos del ayudante me estaban dando un placer tremendo. El deseo me embargaba y no podía hablar, solo pensaba en que necesitaba la polla caliente de Álvaro dentro, que iba a ser increíble tenerle atravesandome. Entonces sentí que sacaba los dedos y se acomodaba, alzando mis piernas, para encajar su pollón en mi ano. Sentí un escalofrío anticipatorio cuando su capullo comenzó ha hacer presión en mi lubricado agujero. La presión se hizo bastante dolorosa y mi ano parecía no querer ceder. Cuando lo hizo me embargo un dolor salvaje, me rompió el culo y apenas debía tener la punta dentro, grité sin poder contenerme.

Ah Dios, joder, sacala, sacala - Álvaro obediente me liberó

Lo sabía Jaime, perdóname, ha sido una mala idea - se disculpaba sinceramente. Yo aún me retorcía de dolor, con las piernas encogidas - es mejor que me folles tu a mí hasta el final -

No, no, no lo flipes - contesté recuperando el aliento - primer tiro al palo, no pasa nada, pero tú hoy marcas - me acerqué para tranquilizarle - de verdad, no ha sido para tanto. Vamos a probar desde otro ángulo -

Le tumbé de lado y me acurruqué contra su cuerpo en cucharita, el paso un brazo por debajo para abrazarme y otro con el que me acariciaba los abdominales desde arriba. Sentí de nuevo como encajaba su polla en mi raja y se restregaba mientras me daba besos y me mordía la oreja. Su manaza bajó desde mis abdominales a mi polla y comenzó a masturbarme suavemente. La punta de su capullo golpeaba mi ano en cada restregón, y cada vez ...