Estrenando mi culo por la puerta grande - Relatos Eróticos

Estrenando mi culo por la puerta grande

(----SEGUNDA PARTE DE: “Descubriendo mi sexualidad”----)

Buenas a todos, y lo primero muchísimas gracias por la buena acogida que ha tenido mi primer relato. Para mi es un gran honor formar parte activa por fin de esta comunidad. Hoy voy a contaros la siguiente parte en la historia de mi sexualidad: cómo me desvirgaron el culo. Como ya sabéis lo que escribo es prácticamente todo real, sólo modifico los nombres por confidencialidad y algún pequeño detalle sin importancia.

Por si alguien no se ha leído el relato anterior, me vuelvo a presentar: Me llamo Javi (nombre ficticio), tengo 31 años y soy un osete en toda regla: medianamente alto (184 cm), fornido y con barriga. Me considero versátil más pasivo: aunque me encanta follarme un buen culo, la sensación de tener una polla dentro y que me follen a base de bien es insuperable. Tengo un rabo bastante normalito (17 cm, medianamente gorda) y un culo muy muy tragón, con el que nunca suelo tener ningún problema para tragarme una buena polla. En general me atraen los hombres parecidos a mi: fornidos, fuertotes, con barriga, barba, etc; aunque no le hago ascos a otros tipos de hombre, ya que al final el carisma y la personalidad acaban pesando más que el atractivo físico.

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Los siguientes meses después de mi primer polvo fueron bastante aburridos. Por un lado yo quería experimentar, y más concretamente con la parte que me quedé aquella vez sin explorar, la de poner el culo. Sin embargo, no conseguí volver a reunir el suficiente valor para quedar con algún tío random del chat de Chueca. Además, estaba en el tercer año de carrera y fue bastante estresante, por lo que no me quedó otra que dejar mis fantasías para cuando acabaran las clases y los exámenes.

Con todo y eso, yo seguía entrando en el chat, pero ya no tanto con la idea de follar sino de conocer gente y ver qué va surgiendo. Ni que decir tiene que fueron un fracaso estrepitoso detrás de otro: con algunos no llegué ni a hablar una segunda vez, con otros llegué a quedar pero nuestra química mutua era nula, otros dos volvieron con sus exs al poco y con otro sí que llegamos a plantearnos tener algo, pero de la noche a la mañana me ghosteó. A pesar de todo, a veces, en un río revuelto, si uno insiste lo suficiente puede llegar a encontrar alguna pepita de oro. Y en mi caso esa pepita de oro fue Dani.

Dani era (supongo que sigue siendo, perdimos el contacto hace años) un chico un año más mayor que yo, moreno, fornido y con barba; y con un culazo que me volvía loco. Nos conocimos en mayo, justo a punto de acabar yo los exámenes de la universidad. Enseguida averigüé que lo más que iba a conseguir hacer con él era alegrarme la vista, pero al ser él de otra ciudad, él sí que quería genuinamente conocer gente, y se esforzó en hacer que le considerara un amigo. Aunque no pude hacer nada sexual con él nunca, sí que me ayudó mucho a superar al menos en parte los complejos y los ...