Un castigo en la granja (23) - Relatos Eróticos

Un castigo en la granja (23)

... pasado en la cabaña. Se lo conté con bastantes detalles, aludiendo a muchas de las frases que había pronunciado Sara para hacerle saber que el rencor que tenia ya se le había pasado, y que ahora veía las cosas de una forma diferente.

- Me dejas más tranquila, aunque ahora ya no se si hablar con ella de este tema sería lo mejor!

- Supongo que no hay prisa. Piénsatelo primero!

- Estoy sorprendida, hijo! Siento que has madurado mucho en pocos días!

Sonreí algo apabullado por su comentario y seguimos caminando.

- Estoy pensando en que podíamos bajar a la playa unos días! – comentó mi madre al cabo de unos segundos.

- Quién?

- Pues nosotros tres!

- No sé si Sara querrá. Está muy contenta con haber conocido a las primas!

Mi madre mi miró como si no entendiera mi comentario, pero realmente lo había cogido al vuelo.

- Tienes algo más que contarme? – me preguntó insinuante.

- Bueno, ya que nos estamos sincerando tanto te lo contaré. Creo que le han gustado bastante ciertos juegos que le han enseñado las primas en la sala.

- Vaya, pues si que se ha lanzado a todo a la vez! Entonces… le gustan también las chicas?

- Creo que lo que quiere es probarlo todo. Se ha reprimido tanto tiempo ella misma que ahora no quiere perderse nada!

- De acuerdo, eso está bien, pero con mesura. No quiero que sufra de nuevo!

- Creo que no lo hará. Parece estar muy segura de lo que quiere en estos momentos.

- Vale, vale. No sé si quiero saber más. De todas formas está noche os propondré ir a la playa. Tu haz como si no supieras nada, no quiero que piense que ya lo hemos hablado tu yo antes!

Ya se había puesto el sol cuando divisamos la casa. Mi madre se paró rodeándome el cuello con sus brazos.

- Vamos cariño, dejamos un buen sabor de boca antes de cenar!

La rodeé con mis brazos y nos fundimos en un largo y jugoso beso repleto de promiscuidad y lascivia. Metí las manos bajo su falda y volví a saborear con los dedos su preciso culo apenas cubierto con las bragas medio rotas.

A cada beso el deseo era mayor, y tuvo que ser ella la que me parara para no desnudarla allí mismo.

- Para hijo, o me vas a romper las bragas más de lo que están!

No se si lo hacía a propósito, pero sus palabras provocaban más ese salidismo que no paraba de crecer en mi cabeza.

- Es que no puedo controlarme! Cada vez que te tengo entre mis brazos me vuelvo más loco!

- Eso me encanta, pero tendrás que esperar!

Entramos en casa y mi tía estaba sola en la cocina preparando las viandas para la cena. Mi madre se excusó con rapidez para irse a su habitación para cambiarse.

- Que tal tía?

- Pues ya ves, preparando la cena! Que tal el paseo con tu madre?

- Muy bien! Me ha llevado a un sitio precioso para ver la puesta de sol!

- Me alegro de que todo vaya bien con ella. Estaba algo preocupada contigo, jajaja!

- Me agarré a ella por detrás como solía hacer y la besé en la mejilla pegando mi enderezada polla contra su culo.

- Ya ...