Un castigo en la granja (23) - Relatos Eróticos

Un castigo en la granja (23)

... más, mucho más! Las bragas que llevaba tenían algo más de tela que un tanga, pero poca más. Era como un triángulo amplio que acaba en una tira que se metía entre la raja de su pequeño culo, para después abrirse de nuevo y tapar los labios vaginales que se marcaban ostensiblemente. Metió su mano por delante atravesando sus muslos, y paso los dedos hacia atrás haciendo que se marcará su raja bajo la tela. Desde luego sabía cómo ponerme calentito.

Mi polla ya casi había cogido una completa erección con tan solo mirar lo que hacía. Elevó el torso de nuevo y se dio la vuelta para ponerse frente a mi. Metió las manos por detrás de su espalda y desabrochó el sujetador. Lentamente lo fue sacando por sus brazos para que la visión de sus tetas desnudas llenarán mi retina. Dejó caer el sujetador al suelo y cogió las tetas por debajo con sus propias manos apretándolas con suavidad a la vez que las elevaba haciéndolas más imponentes.

Elevó una algo más hasta conseguir chuparse el pezón de una forma tremendamente lasciva y seductora. Después hizo lo mismo con la otra y ya no pude evitar que mi polla diera un último estirón para quedar completamente erecta.

Me dio la impresión que no era la primera vez que realizaba ese numerito y me atreví a insinuárselo.

- Ufff, como me estás poniendo! Lo haces de maravilla! Seguro que lo has hecho más veces!

- Para eso es, para que tú polla se ponga como se ha puesto!

No había contestado a la insinuación e insistí a la vez que me masajeaba la polla mirándola, pero está vez de una forma más directa.

- Le hacías estos numeritos a papá?

- El fue el que me enseñó cómo hacerlos! Y no solo esto, algunas cosas más que te iré enseñando. Pero ahora lo que quiero es follarte!

No había acabado la frase y ya había tirado de las bragas hasta hacerlas caer al suelo. Se quedó completamente desnuda y se subió de rodillas sobre mi regazo. Se chupo los dedos y se los paso por el coño mientras yo la miraba atónito. Volvía a pensar que esa no era mi hermana.

Agarró mi polla y la colocó entre sus labios vaginales con destreza haciendo que tan solo penetrara el hinchado capullo. Se inclinó sobre mí apoyando las manos a ambos lados de mi cabeza para dejar sus hermosas tetas a escasos centímetros de mi cara.

- Antes me has follado tu, hermanito. Y ahora me toca a mí!

Comenzó a baja lentamente y pude ver en su cara cómo sentía la penetración.

- Joder que polla tienes! – susurró con los dientes apretados.

- Más grande que la de papá? – pregunté para aumentar el morbo sintiendo cómo avanzaba por su vagina.

- Ufff, síii! No veas cómo la siento, diosss!

Estiré los brazos y aferré mis manos a sus redonditos glúteos. Tiré suavemente de ellos hacia los lados y su culo bajó por completo hasta chocar contra mis piernas.

Abrió la boca y lanzó un largo suspiro al sentir toda mi polla dentro. La presión que su vagina ejercía era brutal y Sara temblaba ligeramente sin moverse. Era como si esperara a que su ...