1. Amor de hermanos


    Fecha: 28/11/2019, Categorías: Incesto Autor: brendy, Fuente: SexoSinTabues30

    ... recordar dónde estaba y a quién veía. Mis hijos, mis únicos hijos, fornicaban como animales y yo los acababa de ver. Una madre sabe bien cuando debe meterse y cuando no. Pero yo tenía las tetas de fuera y la mano frotándome el coño. Así que mi vergüenza me hizo correr a mi habitación.
    
    Estando ahí, me froté sobre la cama. Me presioné las tetas y me sumí en las imagines que acababa de ver.
    
    A la mañana siguiente, preparé el almuerzo de mis hijos. Era sábado y Néstor iba a salir con sus amigos; su hija, en cambio, iba a practicar volibol con sus compañeras de escuela. Me iba a quedar solar, así que aproveché para hacer una llamada.
    
    -Hola, ¿Quién habla?
    
    Mi corazón latía a toda velocidad.
    
    -Scott, soy yo, Mónica.
    
    Mi hermano mayor se quedó en silencio por unos segundos y luego continuó:
    
    -Te he dicho que no me llames a este teléfono. ¿Qué quieres? Ya te envié dinero esta semana.
    
    -No es eso. Sólo quería contarte algo. ¿Hay alguien cerca o estoy en altavoz?
    
    Scott no habló por unos segundos. Seguramente estaba mirando por los pasillos.
    
    -No hay nadie, todos están arriba. ¿Qué pasa?
    
    -Encontré a Carla y a Néstor en la cama.
    
    -No me digas que…
    
    -Sí. Lo hacían. No sé qué hacer. No pensé que fuera a ocurrir.
    
    -Tal vez fuiste descuidada. Debiste decir algo que los llevó a eso o tal vez encontraron tus diarios. ¿Dónde los guardas?
    
    En mi habitación. Bajo el ropero había un par de cuadernos en dónde escribí la verdad de mi niñez, mi adolescencia y mi maternidad.
    
    -No creo que los hayan leído, pero igual… no quiero que Carla pase por dificultades. Sé que entiendes mis dificultades, ¿pero no puedes ayudarme esta vez? Habla con Jane, dile que si puede recibir a la hija de tu hermana por un tiempo. No expliques nada más, ella no sabe quién eres.
    
    Scott guardó silencio por unos segundos y luego continuó.
    
    -Jane sabe que tengo una hermana. Le preguntaré si puede tener a Carla aquí por uno o dos meses. No prometo nada… y no somos nadie para limitar eso que hacen…
    
    -No, pero conozco los problemas que acarrea.
    
    Una niña de doce años jugaba a la orilla de un río. Sus primos querían jugar ahí, así que ella los siguió. Sin embargo, ellos no querían unir a la chica a sus planes. El río era profundo, pero en muchas secciones tenía puentes. El pueblo había sido construido a un lado y con el tiempo se había convertido en un punto de encuentro para los jóvenes. Sólo aquella chiquilla estaba sola.
    
    -¿Por qué tan solita? – dijo una voz detrás de ella. Era un muchacho alto y rubio. Su acento indicaba que no era del país.
    
    -No me quieren juntar. Dicen que no juegan con niñas – respondí, sintiendo demasiada confianza.
    
    -Son sólo niños. Ahora dicen que no quieren jugar con niñas, pero con el tiempo sólo querrán estar con ellas y verán raros a los que sólo jueguen con niños.
    
    -Sí, son sólo niños… ¿y usted de dónde es?
    
    -No me hables de usted. Dime Scott. Soy de Estados Unidos. Mi padre se divorció de mi madre hace unos años y vino ...
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