El compadre de mi padre 3 - Relatos Eróticos

El compadre de mi padre 3

... penetrarlo, mi pene estaba babeando por la espera.

_ Ahora sí, llegó el momento, acuéstate en la cama.

Se giró y me miró como suplicándome que no lo hiciera, pero no iba a dar marcha atrás.

Nicolás:

Los dedos que me había metido causaron mucha molestia, y yo tuve que aguantar, su pene iba a ser peor, era muy grueso y grande.

Aun así hice caso y me acosté boca abajo sobre la cama, estaba respirando muy fuerte y agitado.

Se acostó con mucho cuidado, no sin antes besándome mis nalgas para luego acostarse completamente sobre mí.

Sentí su peso y casi no me dejaba respirar.

_ Relájate– me decía – Veras que a las finales te va gustar.

_ Por favor tenga mucho cuidado.

_ No te preocupes que te lo voy hacer tan rico que está noche te vas a sentir mi mujer– dijo besándome.

Dante:

Le prometí hacérselo tan bien que incluso iba a sentirse mi mujer.

Cogí el pote de vaselina y saqué casi todo para embarrármelo en el pene.

_ Respira hondo - le dije.

Mi pene empezó a colocarse en la entrada de su ano, pero se había cerrado.

_ No lo cierres, si no quieres que te rompa, ábrelo, intenta pujando lo más que puedas.

Al parecer me hizo caso y pujó, por aquella acción el ano se volvió abrir y mi pene logró entrar de a pocos.

Nicolás gemía de dolor y eso me encantaba.

Nicolás:

_ Mmmm ayyy por favor pare – le decía.

Sin embargo, no me hacía caso el seguía en lo suyo.

Sentía mi ano arder, parecía que una estaca muy caliente estuviera entrando, lo único que podía hacer era morder la almohada.

Lágrimas salían por mis ojos, pero no podía hacer más, ya estaba, solo cerré los ojos intentando concentrarme en otra cosa.

_ Ohhh que rico mierda– me decía al oído.

Dante:

Se sentía de maravilla mi pene entrando en su ano caliente, quería metérsela toda de golpe y aún faltaba la mitad, no quería hacerlo sufrir, se había portado tan obediente que merecía un premio.

Finalmente, luego de varios minutos, mi pene lo tenía completamente adentro.

_ Lo sientes?, ya lo tienes todo adentro bebé.

El solo asintió gimiendo.

Me quedé quieto un rato para que se acostumbrara y para que se le fuera el dolor inicial.

_ Ahora sentirás puro placer– le dije.

Empecé a meter y sacar mi pene, despacio y a hacer círculos con el, para amoldar su ano lo más que se pueda.

He de reconocer que por momento me ganaba la morbosidad y le daba un poco duro pero escasos segundos, el seguía gimiendo mordiendo la almohada.

Nicolás:

Yo rogaba para que todo esto terminara lo más rápido posible pero el demoraba, los minutos me parecían interminables, pero mi cuerpo me estaba traicionando, por la penetración y en la forma en que se movía Dante, mi próstata estaba siendo masajeada, y por esa razón sentí como mi pene crecía aplastado entre el colchón y mi abdomen.

_ Que está pasando– dije entre mí.

De un momento a otro Dante sacó su pene, pensé que al fin se había acabado, pero al contrario, me hizo poner de costado, yo ...