1. El verano de mi «aflojamiento» Capítulo 1


    Fecha: 25/11/2019, Categorías: Bisexuales Gays Voyerismo Autor: PiterSand, Fuente: SexoSinTabues30

    ... hacia abajo con sus ojos.
    
    Yo, intrigado, me zambullí y pude ver que se había bajado el traje de baño hasta las rodillas y volví a verlo completamente desnudo. Estaba sorprendido y excitado a la vez. Sorprendido porque me pilló de sorpresa y excitado porque volvía a verlo desnudo, aunque en esta ocasión mucho mejor al poder observarlo a menos de un palmo de mi cara.
    
    Intenté aguantar la respiración al máximo para no perder detalle de su anatomía pero finalmente tuve que subir a la superficie para respirar.
    
    En ese momento me di cuenta que Abel tenía sus gafas de agua sujetas a la cabeza pero a nivel de su frente, por encima de los ojos.
    
    Eran tal las ganas que tenía de seguir mirando su sexo que sin pensarlo le dije:
    
    – Déjame las gafas de agua pues sin ellas se ve muy mal.
    
    Me las dio y con ellas puestas y llenando todo lo que pude mis pulmones de aire me volví a sumergir. Ahora, con las gafas, podía ver mucho más claramente. Sentí el mismo cosquilleo en mi barriga que la vez anterior cuando jugamos al «asesino», aunque en esta ocasión era mucho más intenso y se dirigía a mi sexo que crecía de tamaño en mi traje de baño. Por su parte, Abel, tenía su polla algo hinchada aunque no estaba completamente empalmado.
    
    Finalmente no hubo más remedio que subir a la superficie aunque yo hubiese deseado quedarme mirando un buen rato más.
    
    Nada más emerger en la superficie, y casi sin tiempo a tomar aire, Abel me miró y me dijo:
    
    – Ahora tú!
    
    Me quedé paralizado porque en ningún momento se me había pasado por mi cabeza que yo tendría que desnudarme también. Por unos segundos pensé en decirle que yo no sabía que él iba a estar desnudo cuando me sumergí. Pero inmediatamente me di cuenta que al haberle pedido las gafas de agua, la segunda vez, delataban el interés que yo tenía en verle desnudo. No tenía escapatoria.
    
    Así que, azorado, nervioso y algo ruborizado por mi timidez, me bajé lentamente el traje de baño hasta la mitad de los muslos. Mi corazón latía rápidamente.
    
    En ese momento Abel me espetó:
    
    – Dame las gafas de agua.
    
    Eso me hizo ruborizar todavía más al comprender que me iba a ver bien con ellas puestas.
    
    Abel se las colocó y se zambulló en el agua. Seguramente no pasarían más de quince o veinte segundos hasta que volvió a la superficie pero a mí me pareció una eternidad. En esos escasos segundos sentí una mezcla de sentimientos contrapuestos. Sobre todo vergüenza, pero también excitación por toda la situación. Debía sentir la cara enrojecida y ese cosquilleo que ya se iba haciendo familiar pero ahora focalizado en mi entrepierna.
    
    Era la primera vez que alguien me veía desnudo siendo yo consciente que me miraban de esa manera.
    
    Todo lo ocurrido en la piscina debió durar unas escasos cinco minutos y creo que luego continuamos bañándonos hasta que tuve que irme a mi casa para comer.
    
    Hoy en día pienso que, en esos escasos cinco minutos, Abel había conseguido dar un paso definitivo para continuar con mi ...
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