1. El verano de mi «aflojamiento» Capítulo 1


    Fecha: 25/11/2019, Categorías: Bisexuales Gays Voyerismo Autor: PiterSand, Fuente: SexoSinTabues30

    ... «El asesino». Se trataba de un juego muy infantil e inocente en que se partía una hoja en blanco en un número de pequeños papelitos, tantos como niños jugaban, y en uno de ellos se escribía: ASESINO, en otro se ponía: POLICIA, dejando los otros en blanco. Se doblaban los papelitos y cada niño debía tomar uno y leerlo sin que los demás lo vieran. El que le tocaba ser policía tenía que decirlo y debería esperar fuera, mientras los otros se encerraban en un cuarto oscuro y comprobando cada uno si le tocaba hacer de asesino sin que los demás lo supieran.
    
    Así pues, una vez todos en el cuarto, menos» el policía», se apagaban las luces y todos empezaban a moverse y dar vueltas a oscuras en completo silencio hasta que «el asesino» simulaba apuñalar a uno de ellos. El «asesinado» debía gritar y caer al suelo fulminado mientras el resto debería permanecer quietos sin moverse del lugar en que se encontraban desde que se oyó el grito. En este momento, el chico que hacía de policía debía entrar en el cuarto, encender las luces y averiguar quién era el asesino según el lugar que ocupaban, o por la risa que se le escapaba o por simple intuición.
    
    Como puede verse el juego era bastante tonto e infantil pero resultó que Mónica dijo que el que le tocara ser «el asesino» podía hacer lo que quisiese a la «víctima». El cosquilleo en mi vientre volvió a aparecer pero enseguida me di cuenta de que yo quería ser «el asesino» pero no la «víctima» porque yo era muy tímido con respecto a mi propia desnudez. Mi hermana intuyó lo que estaba pasando por mi mente y enseguida dijo:
    
    – Max hará de policía.
    
    Quedé un poco confuso porque por un lado evitaba que me desnudaran, pero por otro yo no podría ver ni enterarme de nada de lo que pasara allí dentro. Mi calentura era tal que me atreví a decir:
    
    – Vale, yo seré el policía pero cuando se abra el cuarto alguien tiene que enseñar algo.
    
    Yo esperaba que ese «alguien» fuese Abel y no las chicas.
    
    Inmediatamente Mónica replicó:
    
    – Ni hablar. En todo caso entra al cuarto y juega con nosotros.
    
    Yo le dije que no lo haría y la discusión se alargaba hasta que de repente Abel, impaciente, dijo:
    
    – No importa, ya lo haré yo.
    
    Todos nos volvimos a mirarle con cara de sorpresa pero encantados con la solución. Y mi cosquilleo pasó a centrarse en mi sexo que empezó a ponerse duro.
    
    Así pues, se dirigieron al cuarto Abel, Mónica y Laura. Esta última no había intervenido en la discusión y había permanecida atenta pero callada. ¿Y Oscar? Oscar, el que había provocado todo esto con su sugerencia de jugar a Adán y Eva, se había mantenido totalmente al margen pero con una sonrisa maliciosa en su cara. Permaneció callado pero observando con atención todo lo que ocurría y a nadie se nos pasó por la mente preguntarle si él iba a jugar también.
    
    Yo les dije que teníamos que hacer los papelitos para ver quien le tocaba ser el asesino y de nuevo Mónica fue la que respondió:
    
    – No hace falta. Nosotros decidiremos dentro quién ...
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