1. El verano de mi «aflojamiento» Capítulo 1


    Fecha: 25/11/2019, Categorías: Bisexuales Gays Voyerismo Autor: PiterSand, Fuente: SexoSinTabues30

    ... es el asesino y quien hace de víctima. Y tú tendrás que averiguarlo.
    
    Al poco rato de haber entrado los tres en el cuarto se empezaron a oír risitas y algún pequeño grito de excitación y yo me moría de envidia allí fuera.
    
    Por fin cesaron las risas y al momento se abrió la puerta y apareció Abel con los pantalones en los tobillos y no llevaba calzoncillos. Yo me quedé boquiabierto con una erección incontrolable observando la polla de Abel de un tamaño medio, igual a la mía a pesar de tener un año menos. Estaba ligeramente excitada, apuntando horizontalmente y unas pelotas algo formadas, redondas y simétricas sin ningún pelo visible en ellas ni en el pubis.
    
    Mientras tanto, las dos niñas emitían pequeñas risas tímidamente, sin dejar de mirar, diciendo:
    
    – No lleva calzoncillos!
    
    Hubo un momento de silencio en el que las niñas y yo no quitábamos los ojos de este cuerpo desnudo de joven atleta.
    
    Abel rompió este ensimismamiento diciendo:
    
    – Venga, yo soy la víctima, ahora tienes que adivinar quién es el asesino.
    
    Yo casi me pongo a reír porque en estos momentos a nadie le importaba quien era el asesino y además era una tontería porque solamente podía ser una de las dos chicas. Conociendo el carácter de las dos no tenía ninguna duda de que mi hermana Mónica había sido la «asesina» como evidentemente así fue.
    
    El juego todavía se repitió un par de veces más y aunque el asesino y la víctima fueron turnándose entre Abel y Mónica, al abrirse la puerta del cuarto siempre aparecía Abel con los pantalones por los tobillos aunque no fuese él la víctima. Creo que la otra chica, Laura, se contentó con ser una mera espectadora, aunque no puedo asegurarlo.
    
    Pronto acabó el juego porque no daba para más. Y para mí empezaba lo que sería mi iniciación en el sexo hasta este momento totalmente desconocido. La imagen de Abel desnudo y medio erecto no me abandonó en todo el día y tampoco la erección en mis calzoncillos. Sentía un cosquilleo agradable en mi barriga que me hizo pensar que esa sensación era por algo más que simple curiosidad en comparar el sexo de Abel con el mío, pero sin saber exactamente por qué.
    
    Mi «aflojamiento» había comenzado, aunque levemente todavía, pues solamente había participado en el juego sexual de forma pasiva con la mirada. Imagino que dentro de aquel cuartito las dos chicas y el chico se divirtieron algo más activamente.
    
    A todo ello Oscar, el hermano mayor de Abel, había desaparecido sigilosamente en algún momento del «juego», aunque ninguno de nosotros prestó la más mínima atención a su ausencia.
    
    El siguiente paso en mi «aflojamiento» lo dio el propio Abel. Quizás fuese un par de días después, cuando estábamos bañándonos Abel y yo en la piscina de su casa y, aunque había gente adulta tomando el sol en unas tumbonas del césped alrededor de la piscina, dentro de ella estábamos nosotros solos. El agua nos cubría hasta el cuello pero tocábamos pies en el suelo.
    
    De repente Abel me dijo:
    
    – Mira!
    
    y señaló ...
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