1. Mi Hermano es una Bestia…


    Fecha: 23/11/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Januman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... lancé en la piscina para limpiarme y refrescarme.
    
    Y así fue como ocurrió mi primera vez penetrando a un perro. Nada de lo que yo había hecho antes se equiparaba. Me quedé un rato flotando boca arriba en la plácida agua, tratando de que todo lo que había ocurrido quedara bien grabado en mi cabeza. Otra vez se me puso la verga erecta, parecía que lo embramado no se me bajaba. Con 15 años tenía todas las energía y virilidad de un machito propio de mi edad; por lo que salí de la pileta y volví a coger a Sansón por el culo, sólo que esa vez tuve que masturbarlo más rato para que se dejara.
    
    …
    
    Pero ahí no acaba la historia. El viernes siguiente mi hermano hizo una fiesta ya que nuestro papá no estaría; así que la casa se llenó de música, olor a cigarrillos, y de chicas y chicos amigos o conocidos de Walter. Él me dejó quedarme, comer de las pizzas que habían ordenado y hasta beber unas cuantas cervezas. Yo sólo conocía aEnrique, el mejor amigo de mi hermano, al cual he visto durante toda mi vida pues es también vecino nuestro. Quique tiene 23 años y tiene aspecto de roquero, con su pelo largo negro y barbita de chivo. Él esa noche me estuvo contando largo rato sobre una de sus conquistas más recientes; de una divorciada joven que era muy perra y le encantaba que le reventaran el culo, cosa que Quique me describió con lujo de detalles; por lo que yo traía la verga bien parada bajo el jean mientras lo escuchaba con atención imaginándomelo todo.
    
    Entre el morbo, las carcajadas y todas las cervezas no sé ni cómo me desperté varias horas después sobre mi cama con la ropa puesta. Revisé el reloj y me di cuenta de que era bien entrada la madrugada; entonces salí de mi habitación y noté que ya no había música ni ruidos. Pasé a la cocina y escuché el rascar de la puesta, por lo que la abrí y Sansón entró raudo a la casa. Luego me fui a la sala y me encontré que no había nadie, excepto mi hermano mayor. Walter estaba en uno de los sillones sólo con su gorra puesta y en calzoncillos, con una trusa azul ajustada, roncando y aún con una cerveza en la mano.
    
    El perro comía las frituras y los restos de comida del piso; pero de repente se fue olfateando hasta el sofá donde estaba su amo, bien abierto de piernas, y se puso a pasarle el hocico exactamente por la abultada y peluda entrepierna. Sansón le olfateaba insistentemente el viril paquete a mi hermano, imagino atraído por su intenso hedor masculino, y luego hasta se puso a pasarle la lengua por sobre el calzoncillo. Walter se despertó con eso, medio desorientado, pero cuando vio que se trataba de su fiel perro lo dejó; es más, hasta se bajó la trusa y dejó por fuera sus voluminosos genitales, ofreciéndole la vergota semierecta al puto can; el cual empezó a comérsela como ya estaba bien entrenado. Al cabo de unos segundos el macho de mi hermano la tuvo bien parada, venosa y jugosa, y hasta ese momento se percató de que yo los observaba a un costado y detrás de la mesa del comedor.
    
    > ¡Hey hermanito, ...
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