Un castigo en la granja (27) - Relatos Eróticos

Un castigo en la granja (27)

... Intentaba que eso durará más, pero me era imposible.

Sara se colocó de rodillas sobre el vientre de mi madre de espaldas a mí mirándola a los ojos. Me cogió las manos y las llevó hasta sus tetas pidiéndome que se las apretara con fuerza. Ella a la vez puso las suyas sobre las tetas de mi madre haciendo lo mismo y comencé a embestir con todas mis ganas.

Un largo minuto de embestidas provocaron que mi madre se corriera entre tremendos jadeos. Nada más hacerlo ella, mi polla estalló como una manguera de alta presión. Sentí como me vaciaba soltando chorros de semen ardiente. El olor a sexo lleno la habitación en la que solo se oían los jadeos de los tres.

Saqué la polla completamente empapada y me retiré entre los temblores de las piernas de mi madre. Me tumbé a un lado de la cama mientras Sara seguía frotando su coño contra el vientre de mi madre. Finalmente se deslizó por su cuerpo hasta llegar con la boca a la raja y comenzó a lamer la mezcla de jugos que desprendía.

Mi madre seguía jadeante sintiendo que aquello no paraba. Sara no quería que eso terminara allí, y continuó lamiendo y chupando hasta provocarle otra corrida. Después repto hasta su boca y la besó para que sintiera el sabor de su propia corrida.

Los tres acabamos tumbados sobre la cama con los cuerpos sudorosos y las bocas jadeantes.