Una granja muy caliente (Parte 16) - Relatos Eróticos

Una granja muy caliente (Parte 16)

... morcillona. Sin duda aquellos juegos a Carlitos también le ponían a tono aunque Donato sí que tenía su polla dura como una barra de acero.

- Carlitos, es hora de ponerse a trabajar. Hay que cuidar a los marranos. Hoy estarás concentrado en dejar todas las celdas limpias y analizarás las cerdas para ver si pueden ser preñadas. - Decía Donato mientras acariciaba lentamente el hombro izquierdo de Carlitos.

- Sí, mejor que se ponga a trabajar... que esta noche volvió a despertarse en mitad de la noche pidiendo más sexo.

Donato se echó a reír al escuchar a Nelson protestar.

- Anda bandido... te quejarás con Carlitos. No pensabas que ibas follar tanto cuando viniste a la granja. - Dijo Donato guiñando un ojo al dominicano.

- Le estoy agradecido Donato... pero me preocupa que el chico... Mire esta noche desperté y tenía los ojos en blanco y pedía sexo. Quería follar y follar. Traté hablar con él pero se me quedó mirando y... y quedé como en trance. Después solo tengo el recuerdo de Carlitos botando sobre mi verga pidiendo más leche y ya no recuerdo más.

- Sí, esta mañana también seguiste follando por lo visto. - Dijo Donato sonriendo señalando la entrepierna del mono con una visible mancha.

Nelson suspiró de nuevo:

- Mire señor. Creo que debemos prestar atención a Carlitos. Algo le está ocurriendo. Normalmente es un chico que es un gran seductor. A mí me gana en seguida y a usted también lo gana cada noche lentamente. Pero estas últimas noches está como fuera de sí. Y lo peor es que a mí me tiene cachondo todo el día. Y veo que con usted también.

Ahora era Nelson el que utilizaba el dedo acusador para señalar la entrepierna de su interlocutor. Efectivamente la erección de Donato aun se le marcaba con el mono de trabajo.

- Esta bien Nelson. Déjame pensar cómo podemos actuar. Pero pienso que puede ser que Carlitos solo esté más juguetón que de costumbre. Nada que deba preocuparnos.

Donato guió a Carlitos quien comenzaría su jornada en trance siguiendo las órdenes de Donato y poco a poco iría saliendo del trance hipnótico cumpliendo las órdenes que le había programado su maestro.

Quienes ya llevaban un buen rato en la granja con la construcción de la nueva instalación eran Ignacio y Mohamed. Ignacio permanecía subido en el andamio poniendo ladrillos para la nueva estructura y Mohamed andaba preparando cemento con una pequeña hormigonera.

- ¡Hey Mohamed! Parece que se les han pegado las sábanas a tus compañeros.

Mohamed miró hacia su compañero y vio que estaba sonriendo

- No entiendo. - Dijo el senegalés.

- Que los otros se han quedado dormidos. Todavía no ha llegado nadie más a la granja.

Mohamed ahora también sonrió.

- Ah sí, dormidos si... jejejeje. - Mohamed ahora entendió la metáfora. - No sé, yo cuando sonó el despertador me levanté, desayuné y vine como cualquier día. Pero el resto... pensé que estaban ya aquí.

- Igual tuvieron jaleo ayer por la noche. - Zanjó Ignacio

Ignacio comenzó a ...