Una granja muy caliente (Parte 16) - Relatos Eróticos

Una granja muy caliente (Parte 16)

... una paja. Eso es. Buen chico.

Con el olor de Patricio y todo el calentón del día, aquellas palabras a Ignacio le resultaron el comando más fácil para seguir. Empezó a meneársela mientras saboreaba la polla de Patricio. Estaba en un sueño. Tantas veces fantaseando con probar su polla y por fin lo hacía bajo el influjo hipnótico del veterinario que no paraba de sugestionar, profundizar. Como si de un chamán se tratara Patricio parecía canturrear la letanía hipnótica al mismo ritmo que Ignacio engullía el miembro. Al cabo de unos minutos eyaculaba en la boca de Ignacio agarrándole la cabeza para que no derramara ni una sola gota de semen mientras de su verga comenzaba a brotar también lefa. Ahora sí Ignacio estaba totalmente entregado y Patricio lo sabía. Después de que Ignacio se hubiera tragado toda la leche volvió a ponerle el guante en la cara y Ignacio quedaba ahora a su disposición. Totalmente relajado y obediente.

- Muy bien Ignacio, te lo has bebido todo. Pero no pienses que me has dejado seco. Es el momento de probar tu culo. Seguro que puedes dilatarlo para mí. Puedes quitarte el mono para te follemos el culo.

Como si hubiera sido entrenado para ello el ano de Ignacio automáticamente comenzó a abrirse mientras se sacaba el desgastado mono azul. Los calzoncillos empapados de su semen se los quitó Patricio que estaba muy caliente. Quería seguir follando. Puso sobre sus guantes una crema lubricante con efecto relajante. En seguida vio que el ano de Ignacio había dilatado perfectamente.

- Tú también estabas deseando ser follado, mamoncete. Pues ahora tu culo va a probar mi polla.

Patricio colocó a cuatro patas a Ignacio que con las indicaciones del veternario colocó el ano en una posición perfecta para ser follado y de un golpe de cadera Patricio metió su polla hasta la base. El culo de Ignacio hizo efecto ventosa y una oleada de placer recorrió el cuerpo de Patricio.

- Uff, lo vamos a pasar muy bien tu y yo me parece.

Ignacio totalmente poseído comenzó a mover sus caderas de modo que La verga de Patricio recorría las paredes del ano del ganadero. Ahora era Patricio el que estaba fuera de sí. Tan cachondo se encontraba que se levantó el pasamontañas para oler su guante. Ahora era Patricio el que agarraba de las caderas a Ignacio cabalgando sin parar. Acelerando el ritmo mientras Ignacio no paraba de gemir por el placer. Agarrándose la polla con la mano izquierda mientras que con el brazo derecho hacía fuerza para mantener el equilibrio ante las embestidas de Patricio, cada vez más fuertes.

- Dame más fuerte... Dame más fuerteee.

Ignacio no podía contenerse ante el deseo de sentir como Patricio lo estaba follando. En medio del trance Ignacio se sentía como si estuviera en un sueño. Un sueño muy real del que su subconsciente siempre sabría lo que ocurrió, pero que la programación recibida impediría acceder fácilmente a esos recuerdos. Una programación que lo seguiría dejando cada vez más excitado, cada vez más ...