1. Cuñada solidaria (Parte 2)


    Fecha: 19/11/2019, Categorías: Incesto Autor: eskrytor, Fuente: CuentoRelatos

    ... creía. Tenía que pellizcarme para asegurarme de que no se trataba de un sueño erótico.
    
    Me atreví sin embargo a quitarme mi camisilla. Ella al girarse y verme así solo en mi calzoncillo abultado listo para el acto, me recorrió con una mirada de un brillo diferente. Sentí un velo de deseo en sus ojos. No me dijo nada. De pie junto al mesón de la cocina, abrió sus piernas, metió sus manos por debajo de su falda ceñida sin evitar alzarla y desnudar sus muslos amplios. Dejó resbalar su tanga blanca entre sus piernas y esta cayó envuelta entre sus pies con sandalias de tacones bajos. Me aventuré a agacharme para tomarlas yo en mi mano. Pensé que se negaría, pero alzó una pierna para que yo pudiera sacar la prenda, después alzó la otra y finalmente tuve la tanga delgada de encajes en mi mano. Me puse de pié y le dije que estaba bonita.
    
    -La tanga o yo?
    
    -Ambas, pero tú lo estas más.
    
    -Ay cuñis, tú con tus locuras.
    
    Coloqué una franela limpia tal como lo había hecho en día anterior. Ella se subió al mesón y se sentó con las piernas medio abiertas. Esta vez su falda ceñida no se deslizaba hacia la parte superior de sus muslos. Había que forzarla y alzarla completamente. Así que ella se la subió hasta su pelvis. Lo hizo con naturalidad. Para mí fue todo un acontecimiento verle por fin desnuda su blancura intima. Sus muslos completamente al descubierto. Abrió las piernas y su vagina rosada por fin la tuve ante mis ojos sin tapujos. El morbo me descrestó. La miré descaradamente mientras me bajaba mi calzoncillo y me acariciaba la verga como alistándola y apuntando hacia lo que se iba a comer.
    
    -Contento de conocérmela?
    
    -La tienes bonita. Rosadita y con ese monte negrito que te luce.
    
    -Ah, también te gustan los pelitos? Estas igualito a Alberto.
    
    -Me encantan. Se ven sensuales.
    
    -Y sigues con tus locuras. Mira que no tengo tanto tiempo. Méteme tu verga.
    
    Alzó sus piernas y apoyó los pies en el borde del mesón. Las abrió como mariposas y el olor a sexo invadió mi nariz. Sara estaba menos cohibida. Esta vez era menos enfermera y más mujer. Su actitud era resuelta y eso me encantaba. Me provocaba tanto esa vagina. No pude evitar hacer un gesto de morbo y me saboreé los labios. La miré a sus ojos. Su mirada denotaba morbo, como el que su hermana tenía en la mañana cuando me abrazó en semidesnuda. Puse mi verga en la entrada de su rajita ahora abierta y visible, pero estaba seca todavía. Así que empecé a resbalarla suavemente por afuera.
    
    -Sí, lo sé cuñado. La tengo seca todavía. Pero ella se moja después como ayer. Frótala así. Se siente rico.
    
    -Sara.
    
    -Qué?
    
    -Me dejas que te la lama?
    
    -Ay cuñis. No. No me siento bien que tú me hagas eso. Mira que esto es por razones médicas. No por sexo. Me da cosa con mi hermana.
    
    -Yo sé Sara, pero uff es que me provoca tanto -le dije mirándola sin dejar de comerme los labios en gesto provocador. Mi verga puesta en la entrada de su gruta sin penetrar.
    
    -Ay cuñis. No sé. Yo creo que mejor ...
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