1. Cuñada solidaria (Parte 2)


    Fecha: 19/11/2019, Categorías: Incesto Autor: eskrytor, Fuente: CuentoRelatos

    ... Mi respuesta era convincente y era mejor que así lo siguiera creyendo. Dejó de acariciarme, me dio un beso y se fue al baño. Yo excitado intenté de no pensar en sexo y ocuparme para disipar mi erección.
    
    Al rato Paola se marchó al trabajo, ya más tranquila y aliviada. El silencio de estar solo en mi apartamento cálido aumentó mi ansiedad. Pero aún faltaban poco más de tres horas para que Sara llegara. Mejor era distraerme y ocuparme con algo para no sentir tan larga y agónica esa espera. Tomé mi ducha y después me puse a clasificar y organizar mis carpetas de música en la computadora cuando de repente el timbre sonó. Miré el reloj. Eran las siete y cuarenta y siete de la mañana. Pensé que era algún vendedor puerta a puerta ofreciendo alguna tontería. Yo andaba en camisilla sin mangas y calzoncillos. Me asomé por la ventana y vi que Sara estaba abajo vestida y arreglada con su bolso negro. Hizo contacto visual conmigo. Su rostro estaba maquillado. Lucía más atractiva así.
    
    -Cuñis, ábreme por favor.
    
    Esta vez no gritó como suele hacer cuando quiere que le abra la puerta. Subió sigilosamente vigilando que nadie en la calle la viera ingresar por las escaleras exteriores. Me intrigué de verle tan discreta y escondiéndose, pues es habitual para el resto del mundo que ella venga cotidianamente a casa de su hermana que además es vecina. De hecho, suele hacerlo casi a diario. Todo el mundo está acostumbrado a eso y no habría porque levantar sospechas de nada.
    
    Abrí la puerta y la vi en el umbral. Estaba bien arreglada, maquillada con olor perfumado. Sus labios estaban pintados de un rosado acentuado y se veía muy atractiva. Pero lo más llamativo era su vestimenta. Consistía en un vestido enterizo de flores azules sobre fondo blanco ceñido a su cuerpo curvo y voluptuoso con un escote un tanto atrevido más no vulgar que enseñaba la línea divisoria de su par de tetas apretujadas una contra otra como un par de nalgas. El vestido dejaba al descubierto un tercio de sus muslos. Lucía sensual aunque no subida de tono. Su rostro era sereno y su voz casi susurrante como hablando en secreto.
    
    -Cuñis, mi hermana ya se fue, supongo. -Esperó que yo asintiera y continuó:- Toca hacer lo que vayamos a hacer ahora. Debo estar en la escuela de mi hija a las nueve y media, y después ir a hacer vueltas bancarias. Alberto todavía se está alistando para ir al trabajo, pero yo le dije que mi cita en la escuela era a las ocho y media para poder salir antes. Por eso no quiero que se dé cuenta que en vez de ir a tomar el bus, me metí aquí. No quiero que sospeche nada.
    
    Yo solo cerré la puerta despacio. La vi tan sensual y bonita que ya mi pene estaba casi erecto cuando ella resuelta se fue a la cocina. Yo la seguí sin dejar de mirar sus caderas y su culo bonito dibujado en ese vestido de flores. Qué buena estaba mi cuñada. Pero era mejor no decirle nada para no incomodarla. Ya bastante tenía con el solo hecho de que le iba a meter la verga. Meterle la verga. Ni me lo ...
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