1. Ángel de Florencia 3: Diosa de porcelana. Mi primera esclava


    Fecha: 15/11/2019, Categorías: Incesto Autor: VenoMaliziA, Fuente: CuentoRelatos

    ... rostro y se deslizaron entre sus magníficos pechos. Los vibradores seguían activados, y ella se retorcía como una serpiente, aferrándose a sus ataduras. Me miró con los ojos acuosos, justo antes de correrse de nuevo, con un gritito agudo. Se le aflojó el cuerpo y se dejó caer a peso todo lo que le permitía la cuerda, sus redondos pechos brillantes de sudor subiendo y bajando al ritmo de su respiración entrecortada.
    
    Bajo nosotras, un charco reluciente en las sábanas.
    
    Allessandro disfrutaba del espectáculo, de lo mucho que me gustaba mi regalo. Le pedí que se uniese a nosotras, me apetecía mucho que me follase mientras mi sirena miraba.
    
    Desactivé el vibrador para darle un respiro, y él hizo lo mismo.
    
    Se quedó allí, maniatada, con las mejillas sonrosadas y los ojos brillantes, sofocada y sin resuello, mirándonos como si fuésemos un sueño. Y cuando le bajé los pantalones a mi hermano, abrió los ojos de par en par ante una verdadera visión de gloria.
    
    Me coloqué frente a ella, a escasos centímetros de donde se había derrumbado, a gatas sobre la cama, ofreciéndole a mi hermano mi propio conejito, ávido y baboso. Jugar con mi sirena me había encendido muchísimo y Allessandro ya me traía caliente de casa. Sentirlo entrar, duro como una piedra, resbalándose dentro de mí fue tan increíble como el rostro de mi sirena, que nos miraba como a dos dioses del placer y de la carne.
    
    Mi hermano me aferró por las caderas y embistió con fuerza, una vez, dos, tres... Ella nos miraba en silencio, con soñadora devoción. A la cuarta, regodeándome en el grosor de su durísima polla, conecté sin avisar los dos vibradores de mi sirena, que sorprendida por el nuevo ataque, se encogió de nuevo.
    
    Allessandro soltó de un tirón el cabo que la mantenía sujeta al techo de la cama a la orden de "Complace a tu señora"
    
    Mi esclava me miró un instante y asintió, arrastrándose debajo mía hasta quedar tumbada boca arriba con su cara entre mis piernas. Los vibradores seguían al tope y de vez en cuando, aspiraba fuerte o contenía un gemido. Su lengua, tierna y mojada, se abría paso hasta mi clítoris en el momento en que él y yo nos separábamos, y lamía y succionaba con delicadeza a la par que él me ensartaba sin piedad. Sus frágiles manos se enredaban en mis cabellos.
    
    Perdí la noción de donde estaba, recibiendo desde atrás, oyéndola gemir a ella y jadear a mi hermano. Delante de mí podía ver el vibrador azul turquesa sobresaliendo de entre las piernas de mi sirena, y mas allá, la veía retorcer los pies, sus dedos cortos y redondos, las uñas lacadas con esmalte transparente.
    
    Agarré el aparato con la mano derecha y le grité a Allessandro que me diese más fuerte, mientras me la follaba con el juguete.
    
    Mis gritos y los de ella se mezclaron en el violento corcoveo de las embestidas de mi hermano, que nos marcaba el ritmo.
    
    Ella se corrió debajo de mí con un gemido desgarrado. Allessandro se tensó y ensanchó dentro de mí, provocándome un orgasmo bestial, que se lo ...