1. Solo mirar, no tocar


    Fecha: 15/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... un grito sordo, mis caderas subían y bajaban llenándome de su pene, saliendo de mi vagina una sustancia blanquecina y cremosa de mi flujo.
    
    Los gemidos de los dos ocultaban la tempestad del exterior, me sentía cabalgando hacia un mar de placer, recibía su polla dentro de mí con pequeños gritos al igual que los suyos, sus manos no paraban de acariciar mis pechos, de besarlos, de bajar por mis caderas y apretar mis glúteos, le sentía cada vez más dentro, cada vez más excitado, cabalgaba sobre su polla cada vez más rápido y fuerte, metiéndola muy dentro de mi vagina y sin previo aviso mi primo me tumbo poniéndose encima de mí, besándome y penetrándome con su pene, movimientos rápidos, profundos y nuestros gemidos se unieron resonando por toda la casa cada vez más altos.
    
    Me la estaba metiendo tan profundamente que arqueando mi espalda y gritando como una loba empezaba a experimentar un delicioso orgasmo, mi primo con un empujón fuerte y profundo dejo su polla alojada allí dentro de mi vagina hasta que estallo, explotando como un volcán y lanzando su semen a mi interior, notaba su leche caliente sobre mí, notaba como me golpeaba tan profundo que traspasaría las paredes de mi vagina, los dos sudorosos caímos rendidos y su pene se iba retirando de mi interior.
    
    Al poco oímos llegar a mis padres, nerviosa recogiendo mi ropa entré en el baño para limpiarme, el silencio se hizo de nuevo, salí del baño todavía desnuda con mi ropa entre mis brazos, abrí la puerta de la buhardilla y mirando a mi primo la cerré.
    
    No sabía muy bien el significado de todo aquello, mi primo y yo siempre nos habíamos llevado muy bien, pero ahora era algo más que llevarse bien, era algo más que una simple amistad entre primos, sentía que le amaba, estaba loca si pensaba que mi primo podría pensar y sentir lo mismo que yo, pero tenía que averiguarlo, nunca llegue a salir de la buhardilla así que me di la vuelta y dejando caer la ropa en el suelo me dirigí desnuda hacia él, sin decir nada, ni una palabra nos mirábamos y tumbe en la cama boca arriba abriendo mis piernas, mi primo me cubrió con su cuerpo metiendo nuevamente su pene en mi vagina.
    
    -No me hagas daño Óscar, te quiero, pero no me hagas daño.
    
    Fue el momento perfecto, ese momento en que mi primo pronuncio te amo mi cuerpo recibía su pene dentro de mí haciéndome gemir nuevamente de placer y de amor.
    
    Son ocho años los que llevamos juntos tenemos 33 años y estamos esperando a nuestro primer hijo, me siento gorda hinchada, pero muy amada, ocho años de amor contra todo pronóstico, ocho desde que nuestras familias nos dieran de lado y quizás este niño nos unas de nuevo. 
«12345»