1. Mi odiosa hermanastra (2)


    Fecha: 15/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... quien para estar presuponiendo con qué tipo de mujeres estás o no.
    
    Me sorprendieron sus palabras. Casi parecían una disculpa.
    
    —Yo también me saqué —admití— Como dijiste... estamos a mano con eso.
    
    —¿Te puedo hacer una pregunta? —dijo ella.
    
    Me fastidió que me interrumpiera justo cuando iba a poner la película. Ya de por sí era difícil tenerla ahí, media desnuda. No sabía cómo iba a poder evitar hacerme una paja otra vez mientras ella dormía a centímetros de mí. Y de hecho mi amigo el cabezón ya se estaba hinchando. La sangre corría cada vez más rápido por él.
    
    —Qué —contesté.
    
    —¿Por qué te caigo tan mal? —Soltó mi hermanastra.
    
    Me pregunté si se había vuelto loca.
    
    —¿En serio me estás hablando? —pregunté.
    
    —Claro...
    
    —¡Pero si vos sos la que me tratás mal! —me exalté—. Te burlás de mí todo el tiempo. Me insultás. Varias veces me dijiste que querías que me fuera de esta casa. Me refregás todo el tiempo que sos mejor que yo. Me mirás con desprecio. Me echás en cara que no tengo trabajo ni estudio, cuando sabés muy bien lo difícil que es para la mayoría de los pibes de nuestra edad salir adelante. Estás tan acostumbrada a que todo te salga bien, que no te das cuenta que no todos podemos...
    
    Había levantado la voz, casi gritando. Sentí el calor en mi rostro y supe que me había puesto colorado. Florencia me miraba atentamente, como esperando a que yo continuara, pero en ese momento no tenía nada más que decir.
    
    —Las cosas no son tan así —dijo.
    
    Se sentó sobre la cama. No pude evitar ver el sensual movimiento de sus pechos cuando lo hizo.
    
    —Vos también sos jodido —siguió hablando—. Desde que llegaste a vivir acá, me ignoraste. No colaborás con nada en la casa. Siempre soy yo la que tengo que andar ayudando a tu vieja y eso que estudio y trabajo, y vos no hacés nada... Es verdad, quizás no sea tu culpa que no puedas aprobar el examen de ingreso en la facultad, y que no consigas trabajo, pero no tenés ningún motivo para no ayudar con la limpieza de la casa, o con la cocina. Pero yo sí lo tengo que hacer ¿Y por qué? ¿Porque soy mujer? Además siempre que me cruzás en la casa, me esquivás, como si tuviese lepra. Cuando estamos con tu mamá viendo la tele, te metés en el cuarto, como si fuese una tortura compartir un rato conmigo. Siempre andás malhumorado. Y la verdad que podría seguir, pero bueno, yo también soy complicada, ya lo sé, pero vos no sos ninguna víctima Mariano, yo te sufro tanto como vos me sufrís a mí.
    
    Dijo todo eso de corrido, casi como si se lo supiera de memoria, como si fuera algo que tenía atragantado desde hacía tiempo. Me quedé callado. No sabía qué decir. ¿Yo era tan forro como ella? ¿Ella se sentía tan angustiada como yo al convivir con alguien que la detestaba? Siempre la había considerado la mala de la película. Nunca me había detenido a pensar que quizás yo era igual de exasperante que ella. De hecho, aun escuchándola no me terminaba de creer lo que me decía. No, no podía ser. Ella era siempre la ...