1. La dorada obsesión


    Fecha: 13/11/2019, Categorías: Gays Autor: Gavin, Fuente: SexoSinTabues30

    ... acariciándome la mejilla – a vos solo podemos darte ropa y un bolso de la empresa. Hiciste un gran trabajo y si tu mamá está de acuerdo, podríamos volver a contratarte.
    
    El fotógrafo me guiñó un ojo de manera cómplice, así que no insistí. Me despedí de Karen y escuché al fotógrafo decir que volvería en media hora. Nos encontramos en la vereda.
    
    – ¿Te gustó el trabajo?
    
    -No estuvo mal.
    
    -¿Tenés tiempo para tomar algo?
    
    Le dije que sí. Entramos al primer bar.
    
    -Estuve observándote…
    
    -Me di cuenta.
    
    -Con el zoom de mi cámara noté que… bueno, me parece que ya tenés alguna experiencia, ¿me equivoco?
    
    El día anterior el masajista del club me había penetrado (ver“Todo tiene un precio”) y, sí, todavía mi ano estaba un poco dilatado.
    
    -¿Por qué me preguntás eso?
    
    -Vi tu ropa. Excepto las zapatillas, todo lo demás está para tirarlo a la basura. ¡Ni siquiera tenés celular! No te vendría mal un poco de dinero.
    
    -Me van a pagar por las fotos de hoy, ¿no es cierto?
    
    -Claro que sí, pero vos podrías ganar mucho más.
    
    -¿Haciendo qué?
    
    -Hay hombres que te pagarían muy bien por… ya sabés…
    
    -Parece complicado.
    
    -Yo puedo hacerte los contactos. Les envío tus lindas fotos y tus precios. Hay que hacer algo parecido a un menú de restaurante…
    
    -Sí, ya sé, las tarifas. Anal, oral, completo…
    
    Me miró sorprendido.
    
    -Mamá es prostituta, expliqué.
    
    -Ahora entiendo todo. Para este trabajo vas a necesitar un teléfono. Sé dónde conseguirlo.
    
    Caminamos unas cuadras. En un local, me compró un celular bastante bueno y me empezó a llamar “socio”. Puse mis condiciones: nada que me dañara físicamente, siempre con protección y con lubricante.
    
    -Veo que tenés todo claro. Mejor así.
    
    Le pregunté si tenía más “socios”. Me dijo que no. Fuimos hasta una farmacia. Me pidió que lo esperara afuera. Cuando salió, traía preservativos y gel íntimo. Guardé todo en el bolso donde llevaba los regalos de la empresa.
    
    Mamá se puso feliz cuando le dije que la esperaban para darle el dinero por mi sesión de fotos y que me volverían a llamar. Le mostré el celular “regalo de la empresa” (no le dije qué empresa).
    
    Esa noche recibí el primer llamado. Marcos me decía que ya tenía un cliente. “Le gustaron mucho tus fotos, quiere un completo de dos horas. Aceptó las condiciones, aunque tendremos que ser flexibles”.
    
    -¿Flexibles?
    
    -Tranquilo, todo va a salir bien. Dejate sorprender, socio. Es un evento dentro de unos días. Y algo importante: prométeme que no te vas a hacer la paja hasta que estés con el cliente.
    
    -¿Qué?
    
    -Nada de pajas. Es una cuestión profesional.
    
    Me volvió a llamar unos días después. El encuentro sería el domingo al mediodía. Quiso saber si había cumplido mi promesa. Le dije que sí.
    
    El domingo amaneció nublado. Viajé en taxi hasta el lugar que me indicó Marcos. Era un barrio residencial. Caminé hasta una plaza. Un muchacho africano, aproximadamente de mi edad pero más alto, estaba en un banco. Al verme me hizo señas y me ...
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