1. Súbete la falda 2


    Fecha: 12/11/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... Saúl, que estaba en el gimnasio. Estaba dispuesta a hacerme el regalo de cumpleaños que realmente quería.
    
    - Saúl, te estaba buscando. - Me acerqué mucho a él.
    
    - Hueles a tabaco.
    
    - ¿Yo?, ¡imposible!
    
    - No juegues conmigo, Rita. ¿Por qué llevas el uniforme?
    
    - ¿No quieres saber dónde he escondido los cigarros?
    
    - Quiero encontrarlos yo mismo.
    
    - A ver por dónde vas a empezar...
    
    - Súbete la falda.
    
    - ¿Por qué no me la subes tú?
    
    Para eso siempre estaba dispuesto. Me subió la falda y arrancó el paquete de tabaco de mis medias. Le pregunté si no quería coger nada más. Se lo pensó mucho, sin dejar de contemplar mi sexo depilado. Comenzó a acariciarlo como con miedo, pero enseguida introdujo un dedo. Me lancé a sus labios y lo besé como la primera noche. Dejé que me desnudara y me cubriera entera de saliva, poniendo especial atención en mis pechos.
    
    - Esto no va a ser como siempre.
    
    - ¿Qué quieres decir?
    
    - Quiero que me folles, si no, paramos ahora mismo.
    
    - No quiero engañar a Marina.
    
    - ¿No querías que te diera hijos?
    
    - Sí, pero...
    
    - Déjate de peros, joder... que es mi puto cumpleaños.
    
    - Tienes razón, te mereces un buen regalo.
    
    En ese mismo momento se terminaron los preliminares. Se sacó la polla, estaba totalmente empalmado, y me puso a cuatro patas. Agarrado a mis caderas, me penetró con dureza. Estaba tan mojada, que no le costó nada clavarla hasta el fondo, pese a la estrechez de mi joven vagina.
    
    Bombeó con fuerza contra mi trasero mientras me iba dando palmadas en el culo y tiraba de mis pezones. Me sentía llena, colmada por la polla de mi padre, mi amante. Llevaba mucho tiempo deseando que pasara, complacer a Saúl, el hombre de las mil caras. Necesitaba que me reconociera como su hija para tener la vida resuelta, para no tener que moverme de su lado.
    
    El placer recorría mi cuerpo con cada embestida y aumentaba con la posibilidad de ser descubiertos. Me tumbé en el suelo, quería sentirlo sobre mí. El roce de su piel contra mi pecho, sus besos en el cuello y el virtuosismo de su tranca en mi coñito hizo que me corriera como nunca lo había hecho. Después de temblar durante un rato, me aferré a su espalda y comencé a mover las caderas para facilitar su corrida.
    
    Tras expulsar su semen en mi interior, descansamos un rato para después continuar. No pude evitar que volviera a comerme el coño. Era su pasión y necesitaba dejarme hacer. Pero después le obligué a que me permitiera hacerle una mamada a cambio. Me metí la polla entera en la boca mientras él me agarraba mis rizos y me empujaba para que siguiera tragando. Recorrí de punta a punta su mástil con mi lengua. Era grande y se sentía poderoso, masturbarlo contra mi boca fue toda una experiencia.
    
    Tras un buen rato succionando su glande y acariciando sus testículos, finalmente volvió a descargar su leche, en esta ocasión, contra mi rostro. Me hubiera encantado tener un nuevo asalto, volver a sentirlo dentro de mí, pero escuchamos que Marina había ...