1. Súbete la falda 2


    Fecha: 12/11/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    Después de mi primer encuentro sexual con Saúl me sentía en una nube. Nunca nadie me había dado tanto placer ni se había preocupado tanto por hacerme disfrutar. No me paré a pensar en lo inquietante que era que un hombre de su edad quisiera hacerme hijos, porque, de alguna manera, se lo había ofrecido yo con mis insinuaciones. En principio, solo me interesaba que me adoptaran, tener un techo bajo el que vivir y, a poder ser, un poco de amor. Pero ese hombre se había ganado mi afecto y estaba dispuesta a complacerlo, a desplazar a la zorra frígida que tenía por mujer.
    
    Pensé que los siguientes días se convertirían en maratones sexuales, pero él insistía siempre en lo mismo: darme placer oral. Empezaba a pensar que estaba obsesionado con mi coño, porque ni siquiera permitía que yo le devolviera los favores. Si esa era su forma de buscar un embarazo, no me extrañaba que no lo hubiera conseguido con Marina.
    
    Dejé de llegar tarde a casa y me volqué en complacerle. Buscaba la forma de que por fin me penetrara, pero no había manera. En nuestro primer encuentro me confesó que seguía queriendo a su mujer, quizás fuese eso lo que lo frenaba, aunque no veía remordimiento alguno en su forma de comerme la rajita.
    
    Una noche mientras cenábamos, fingí que se me caía algo para meterme debajo de la mesa e ir en busca de su tranca. Dejó que le desabrochara el pantalón y se la sacara, pero antes de metérmela en la boca se arrepintió. Aun así, tiró de mi hasta la cama para volver a degustar mi chochito. Aunque no estaba de acuerdo con su forma de llevar lo que había entre nosotros, lo hacía tan bien que no me podía resistir.
    
    - Saúl, esto no puede seguir así.
    
    - ¿A qué te refieres?
    
    - No puede ser siempre lo mismo. Me comes el coño y a dormir.
    
    - De momento no estoy preparado para más.
    
    - Pues o damos un paso hacia adelante o te conformas con ser mi padre.
    
    - Está bien,mañana echaremos nuestro primer polvo.
    
    Tenía la esperanza de que follando pudiera recuperar al Saúl que me había encandilado y dejar atrás al obseso de los coños en el que se había convertido. Con el fin de fomentar el morbo, esa tarde volví a salir únicamente para llegar tarde a casa y repetir lo que llegó a convertirse en un ritual de lo más excitante.
    
    Compré un paquete de tabaco, aunque no fumé, realmente estaba decidida a dejarlo. Antes de entrar en casa, me quité el tanga y lo guardé en la mochila. Me sujeté la cajetilla de cigarros con la media, deseando que me volviera a pedir que me subiera la falda. Abrí la puerta y me dirigí al salón, ya notaba el cosquilleo entre mis piernas. Pero todo se vino abajo al descubrir que Saúl no estaba solo. Marina y su madre también estaban allí, junto a un montón de maletas.
    
    La cara de Saúl era un poema, estaba claro que no sabía que su esposa iba a volver y menos con la suegra. La forma en la que las dos mujeres me miraban tampoco es que fuese muy agradable. Marina le pidió a su marido que acomodara a su madre en lo que iba a ser su ...
«1234»