1. Las mejores mamadas son en familia


    Fecha: 09/11/2019, Categorías: Gays Autor: Machi, Fuente: TodoRelatos

    ... comenzó a darme conversación.
    
    —Me dijo tu madre, que aprobaste selectividad con un ocho ¿Era la nota que querías?
    
    —Sí, aunque todavía no me he decidido si por Derecho o Ciencias empresariales... Para lo que quiero hacer las dos me valen.
    
    —¿Hasta cuando tienes para echar la matricula?
    
    —La pre-inscripción hasta mediados de Julio, pero no tengo claro todavía es si estudiaré en Granada o en Badajoz...
    
    —Conociendo a tu padre, te va a aconsejar que te vayas a Granada.
    
    —Todo sea por quitarme de su vista. —Mis palabras, aunque intentaban mostrar impasividad ante el rechazo de mi progenitor, reflejaban una profunda amargura.
    
    —¿Todavía no te ha perdonado aquello que pasó?
    
    —¡Es que no tiene que perdonar nada...!—Contesté con cierta agresividad—Te recuerdo que yo era un niño...
    
    —Sí, lo sé... y a mí no me tienes que convencer, pero no se te olvide que vivimos rodeados de ignorantes.
    
    —Sí, asquerosos y malintencionados ignorantes. Todo aquello que no entienden o es pecado, o está tocado por el diablo.
    
    —Pues por lo menos no te pasó lo que al Genaro, el butanero de tu pueblo...
    
    —Sí, encima tengo que estar agradecido, ¡no te jodes! —Francisco sin saberlo estaba removiendo una herida la cual ya creía encallada pero por lo que se deducía de mis palabras, ni de lejos pues a la vez que más avanzaba el dialogo, mayor era la rabia que bullía en mi interior.
    
    —Lo que te quiero decir es que algo se ha conseguido...
    
    —Sí, pero si he de esperar que estos bestias me traten como una persona normal y corriente, me puedo morir de viejo. —Acompañé a mis palabras con una fulgurante sonrisa, pues mi primo no tenía culpa alguna de mis circunstancias personales, él todo lo decía porque se preocupaba por mí.
    
    —Entonces... ¿Te vas a Granada? —Clavó sus ojos en mí y me regaló una tierna sonrisa. ¡Qué encantador era mi primo!,
    
    —Pues sí... ¡Qué remedio! —Dije yo adoptando un gesto de circunstancia.
    
    Nos miramos y soltamos una tremenda carcajada, por un momento dejamos de ser dos adolescentes y nos habíamos convertido en dos traviesos niños que hacían de su vida en común una atractiva complicidad.
    
    —¿Sabes de lo que me estoy acordando, Francisco?
    
    —Si por entonces yo tenía diez años, me parece que sí.
    
    A pesar tener fija la mirada de la carretera, aquel muchacho de veinte años no perdía detalle de todos y cada uno de mis movimientos y gestos, prueba de ello fue lo que dijo a continuación:
    
    —A mí tampoco se me olvidan aquella época, — A la vez que hablaba, en su semblante se mostraba una profunda felicidad— la verdad que la inocencia de aquellos años es algo digno de recordar.
    
    —Yo más que inocencia, diría desconocimiento puro y duro. Por cierto... ¿De dónde carajo te sacaste que tus hermanos jugaban a los médicos? ¡Eso aquí y en Pekín es follar como descosidos!
    
    No sé si porque hice mención a las prácticas homosexuales de sus hermanos de forma tan abierta o por lo borde de mi comentario. Francisco de pronto se puso muy serio. ...
«1234...9»