El amigo de la familia me dio en mi cuarto Parte I - Relatos Eróticos

El amigo de la familia me dio en mi cuarto Parte I

... Una mano enorme se apoyó sobre mi cabeza pero no me intentó forzar mas profundo. De hecho, me estaba empujando hacia atrás.

Ahora que lo pienso me doy cuenta de que yo estaba algo desesperado. Considerando que me había dicho que no había podido estar con su esposa desde quién sabe cuando, probablemente no quería que lo haga correrse tan rápido. Pero este era apenas el cuarto pene en toda mi vida que me había metido a la boca, y el primero que pertenecía a un dios griego. Yo no me podía resistir a hacer un esfuerzo enorme para intentar meterme tanto como pudiese cada vez que bajaba mi cabeza. Lo quería con desesperación, pero el no me dejaba tenerlo.

Tan pronto como me atreví a agarrar sus huevos grandes y pesados, me detuvo.

“Vamos, a la cama,” dijo mientras me tiraba de los pelos para quitar su deliciosa polla de mi boca.

Hice lo que me dijo sin protestar. Mientras caminaba hacia mi cama, les juro que escuché risas viniendo del piso de abajo. Mis padres y la esposa de Mauro estaban teniendo una noche de lo mas placentera mientras que yo estaba a punto de recibir la cogida de mi vida de parte de este pedazo de macho. La idea no me ayudó a sentirme menos ansioso.

“Quítate toda la ropa,” me ordenó. Su voz tenía un peso que hacía que fuera imposible desafiarle.

En segundos me encontré completamente desnudo, intentando cubrir mi propio pene duro y emocionado mientras miraba al suelo esperando que dijera algo mas.

“Sube a la cama,” Él no tenía un tono abusivo ni demandante. Simplemente me estaba diciendo lo que quería y yo lo hacía porque estaba desesperado por tenerlo. “Boca abajo, y ponte una almohada bajo el estómago.”

Tengo que decir que era algo extraño que él supiese precisamente lo que yo tenía que hacer para darme la noche de mis sueños. Era casi como si ya hubiese hecho esto antes. Pero ahora no era un buen momento para preguntas. Yo temblaba tan duro que a momentos parecía que estaba por tener una convulsión.

“¿Dónde está el lubricante?” Me preguntó y yo señalé a mi mesa de noche con un dedo tembloroso.

“Me hubiese gustado comerte la cola primero hasta que te corras primero, pero no tenemos mucho tiempo. La próxima.”

La idea de que pudiese haber una próxima vez era más que suficiente para hacerme correr, pero no dije nada. Solo asentí mientras el se echaba lubricante en la mano y se lo pasaba por su polla dura. Por suerte también se tomó unos segundos para ponerme un poco a mí en mi agujero. Tan pronto como sentí uno de sus dedos gruesos entrándome, no me resistí a soltar un gemido.

“Shhh,” me intentó calmar.

El colchón se hundió bajo su peso el momento en que puso la primera pierna a un lado de mi cuerpo, y se hundió aún más cuando puso la otra del otro lado. Yo estaba desnudo pero él no se había quitado más que la camisa. Podía sentir sus jeans contra mis piernas, pero muy pronto lo único en lo que podía pensar era el olor fuerte de su colonia y el resto de su cuerpo descansando encima del mío. Aún ...