Los secretos de Jota: Dualidades: Bruno (XX) - Relatos Eróticos

Los secretos de Jota: Dualidades: Bruno (XX)

... ¿Te animas?”

Tardaron 10 minutos más de lo previsto pero llegaron al piso de Mario.

Aparcaron a pocos metros de la casa y subieron en ascensor al cuarto. Al abrirse las puertas una señora de 85 que limpiaba su felpudo meticulosamente vio a su vecino de rellano magrear el paquete de un desconocido mientras sus bocas se besaban con un ansiedad descomunal.

Bruno se soltó de la boca de Mario rápidamente poniéndose un poco rojo al ver a aquella anciana mirándoles fijamente con una mueca torcida

Bruno seguía rojo por la pillada.

Aquella mujer se rió de forma lenta pero estridente metiéndose en su casa.

El piso no era muy grande. Apenas unos 55 metros cuadrados. Un salón con cocina americana. Un dormitorio. Otro más pequeño. Un baño. Y un pequeño balcón que daba a la calle principal.

Bruno de quitó la cazadora vaquera dejándola en el sofá y se quedó en camisa y pantalón. Una camisa negra apretada y abotonada a excepción del botón superior, metida por dentro de un pantalón de tono gris oscuro, ajustado y abultado por tener el pollón semiduro.

Mario abrió la nevera, cogió un cerveza, la abrió, le dio un trago y la dejó en la encimera antes de volver donde Bruno. Lo agarró de la camisa y sin soltarle un solo botón lo volvió a besar generando un poco de saliva entre los 4 labios.

En lo que ambos se besaban y magreaban se abrió la puerta del baño y unos pasos descalzos observaron a aquellos dos besándose como dos monos en celo.

Aritz se acercó a ellos, puso una mano sobre la camisa de Bruno apoyado en su pectoral derecho y le dio un beso en la boca. Lento pero corto.

Ese punto de chulería inocente y graciosa la compartían la pareja. Y eso le ponía un poco burro a Bruno que rodeó con su brazo de la cintura de Aritz y lo trajo hacia si de un empujón. Lo volvió a besar mucho más intenso y le soltó con una palmada sobre su toalla en la parte del culo.

Aquellos dos niñatos eran unos juguetones de cojones y Bruno estaba caliente. Cada vez más.

Aritz no dijo nada. Se puso de rodillas y empezó a menear aquel rabazo con sus manos mientras con la lengua empezaba a juguetear con el glande.

Ninguno respondió. Aquellos dos chavales ya solo se centraban en comerse el pollón de Bruno sin que el mundo les molestara. Aritz en toalla meneaba el rabo desde la base apretando intenso para pajearla al mismo tiempo que se la metía en la boca, pegaba una mamada bestial sin interrupciones hasta que las babas se le acumulaban densas en la boca y dirigía la polla a la boca de su chico para que este siguiera. Mario miraba a Bruno lascivo mientras metía su rabazo en la boca.

Bruno los sujetaba con sendas manos de sus cabezas mientras hacía un juego de presión en ellas para forzarles a mamar más profundo. A cada segundo las pollas de aquella pareja se iban poniendo cada vez más duras y sus culos dilatándose poco a poco por el simple goce de aquella mamada.

Cuando uno de los dos, después de un intenso rato, se sacaba la polla y las babas ...