1. La Plantación II


    Fecha: 05/11/2019, Categorías: Incesto Autor: hector37nd, Fuente: SexoSinTabues30

    ... asustaban:
    
    “Sabían ustedes que en Borneo hay tribus peligrosas? En el interior de la isla?” empezó diciendo.
    
    “¿Qué tribus son esas?” le pregunté con un tono escéptico.
    
    “Principalmente se trata de la tribu Dayak, los cortadores de cabezas.” dijo, mientras Sandrita abría bien grandes sus ojos, asustada por lo que contaba su abuelo.
    
    “En varias zonas de la isla, debajo de la maleza, se han encontrado brazos, piernas y vértebras. De camino a Samarinda yo mismo encontré cinco esqueletos, todos de mujeres. Pero faltaba algo: las cabezas de los cinco esqueletos!”
    
    Al llegar a ese punto, Sandrita se bajó de su silla y se fue a sentar en las piernas de Don Julio! La nena había entendido bien eso de ser cariñosa con el abuelo. El muy turro la agarró bien de la cinturita y se la apoyó contra él. Me imaginé que estaría al palo teniendo así a la nena. El siguió contando, parecía disfrutar asustándonos.
    
    “Y hay otra cosa extraña que me contaron, además de la ausencia de cabezas, cada cuerpo presenta una herida profunda a través de la que le sacaron el corazón! Cuerpos mutilados de mujeres, hombres e incluso niños, sin cabezas, se han encontrado al lado de la carretera. Dicen que son bandas armadas con lanzas y cuchillos de la tribu Dayak, con pintadas de guerra en las caras!”
    
    Nat se puso pálido escuchando todo eso, y el abuelo ya le estaba acariciando el vientre y el pechito a su nieta, arriba del vestido y a la vista de todos! Como mandando el mensaje de “acá yo hago lo que quiero!”
    
    Terminamos de desayunar. El bajó a Sandrita y se le notaba la verga parada abajo del pantalón. No parecía importarle, al contrario! Dio media vuelta y se fue para el pueblo.
    
    Todo el día nos dedicamos a inspeccionar la plantación, las chozas, los corrales y galpones. Conseguimos ropa para Danae. La señora Lidia nos ayudó a bañarla y vestirla y las familias en servidumbre vieron que éramos amables y buenos con ellos.
    
    Al llegar la noche volvió don Julio. Cenamos y luego yo me llevé a Nat a nuestro cuarto. Raquel se quedó charlando con su padre, teniendo a Sandrita sentada en su regazo.
    
    “Y papá? Disfrutaste mucho anoche, no?” le decía Raquel.
    
    “Por fin te diste el placer de cogerme… desde pendejita que me tenías ganas! No te gustaría disfrutar de dos hembras esta noche? Una grande y una chiquita?” seguía ella, experta en calentar a los hombres, mientras le subía la pollera a Sandrita. La nena abrió un poco las piernas, entendiendo perfectamente lo que quería hacer su mamá.
    
    Mientras tanto yo ya estaba en nuestro cuarto y había cerrado la puerta con llave. Me dieron ganas de cogerme a la nenita nueva, a Danae, junto con Nat. Cruzando los dedos para que todo fuera bien en la otra habitación, la invité a la chiquita a subirse a la cama con nosotros. Ella se había escondido atrás del biombo cuando nos oyó llegar. Se la veía bien y feliz!
    
    Me senté en medio de la cama con mi espalda contra el respaldo y los chicos a cada lado.
    
    “Estás contenta Danae?” ...
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