1. Por el bien de la familia VIII


    Fecha: 05/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Mister Dark, Fuente: TodoRelatos

    ... pellizcar sus pezones.
    
    Eva: ¡Cómo echaba de menos a mi hombre! ¡Cómo echaba de menos que me hiciera suya! – berreaba, mirándole.
    
    Sergio la miró. Sus miradas llenar de deseo, lujuria, pasión y amor se juntaron y mientras Sergio forzaba al máximo con su penetración la cavidad vaginal de su hermana, sus labios chocaron y empezaron a comerse la boca, jugando con sus lenguas. Sergio se convirtió en un animal en celo que fornica con su pareja sin pensar en ella. Eva amaba eso de su hermano, como la usaba sin miramientos, dándoles placer a ambos. No duraron mucho, tanta abstinencia hizo mella en ellos. Sergio se corrió dentro del coño de su hermana mientras la besaba como un animal, marcando su territorio, posesivo, con ardor. Eva le correspondía mientras explotaba en un brutal orgasmo al sentir el semen de su hermano rellenarla por completo. Ambos cayeron exhaustos, pero la verga del chico no disminuyó su tamaño.
    
    Eva: Ya era hora – dijo exultante - ¡Me has tenido casi dos semanas a dos velas!
    
    Sergio: Yo…
    
    Eva: No me digas que no lo deseabas porque no has hecho nada por evitarlo – le acusó seria – Echabas de menos hacerme tuya, admítelo.
    
    Sergio: Sí, tienes razón – dijo bajando la cabeza – Pero no…
    
    Eva: Como digas que esto no va a volver a repetirse te ato a la cama hasta que recapacites – le advirtió – Lo deseas tanto como yo, somos el uno del otro.
    
    Sergio: Pero…
    
    Eva: Yo también siento lo de papá, pero él no somos tú y yo – dijo haciendo que la mirara – Te amo, nunca voy a estar con otro hombre y siempre seré tuya y solo tuya – dijo amorosa besándole.
    
    Sergio no dijo nada, se dejó besar por su hermana. No iba a negar que la deseaba, la quería y no podía concebir su vida sin ella ni su madre, pero quizás no era lo mejor. Eva terminó de bañarlos a ambos y les secó. Luego, con picardía y sensualidad, le llevó a la habitación. Allí, en el centro, había una camilla. Sergio la miró, pero no se dio cuenta de que tenía un agujero la camilla.
    
    Sergio: ¿Qué es esto? – dijo curioso.
    
    Eva: Después de lo de papá estás muy tenso, solo te voy a relajar con un buen masaje – dijo cogiendo unos aceites de la mesa del ordenador.
    
    Sergio, sorprendido, se tumbó, dejando caer la verga aun erecta por ese agujero, sin sospechar que debajo de la camilla se encontraba su madre. Lisa esperaba la señal de su hija, deseaba poder darle a su hijo una buena mamada. Eva comenzó dándole un masaje por los fuertes hombros de su hermano. El aceite resbalaba por su espalda. Sus movimientos eran suaves, pero con fuerza, relajándole y excitándole. Sergio solo pensaba en acabar para follar a su hermana encima de esa camilla. Llevaban unos minutos, cuando al mismo tiempo que empezaba a masajear los glúteos de su hermano, le dio una patadita a su madre, indicándole que comenzara. Lisa, ansiosa, abrió la boca y sacando la lengua comenzó a lamer el glande, sorprendiendo a su hijo, pero se sorprendió más cuando su hermana le metía la yema de los dedos en su ojete a ...
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