Por el bien de la familia VIII - Relatos Eróticos

Por el bien de la familia VIII

... Nadie decía nada, estaban conmocionados, pero todos pensaban lo mismo, se habían pasado con el juego. Sergio tomó la decisión de volver a la normalidad. Lisa no salió de la habitación hasta el lunes siguiente, teniendo Eva que llevarle la comida a su habitación y hacer que coma. Sergio la obligaba cuando ella no comía por voluntad propia. Eva notó que Sergio ya no se le acercaba sexualmente, la rehuía, no quería contacto físico. El muchacho decidió volver a la normalidad, trataba tanto a su hermana como a su madre de forma natural. Cuando su hermana se metía en la cama él se iba al salón.

Eva: ¿Dónde vas? – dijo curiosa.

Sergio: No tengo mucho sueño, voy al salón a ponerme la tele un poco – mentía.

El muchacho se iba al salón y se dormía en el sofá. La situación tanto para Eva como para Lisa era mala, pues no solo acababan de perder a su padre y marido respectivamente, sino que sentían que habían perdido a su amor y su deseo, Sergio. No podían consentirlo.

Eva: Mamá, no sé qué le pasa a Sergio, está distante, raro…

Lisa: Es simple hija, tu hermano está culpándose de la marcha de papá, y es normal, pero él no tiene la culpa – dijo seria.

Eva: ¡Pues claro que no! – dijo con demasiado entusiasmo – Fue papá quién tomó esa decisión.

Lisa: Sí, aunque sí estoy con Sergio en que el juego se nos fue de las manos – concluyó.

Eva: ¿Eso te ha dicho él? – dijo sorprendida.

Lisa: Tu hermano no habla conmigo más de lo necesario para obligarme a comer algo si no quiero comer – dijo con una sonrisa triste – Pero sé cómo se siente, sé qué, aunque no lo exprese así lo siente.

Eva: ¿Qué podemos hacer? – dijo llorosa – No quiero perder a mi hermano, pero mucho menos perder a mi hombre, al amor de mi vida – dijo preocupada.

Lisa: Solo hay una forma de hacerlo – dijo decidida y conmovida – Hay que tenderle una emboscada.

Con un plan en la cabeza, madre e hija se dispusieron a ponerlo en marcha. No fue hasta el siguiente viernes que no lo pudieron hacer, puesto que Sergio las rehuía, pero ese día, nadie de sus amigos pudo quedar con él y se tuvo que quedar en casa. Madre e hija se pusieron manos a la obra. Sergio estaba en el salón, viendo la televisión sin ver nada. Lisa y Eva se miraban ansiosas. Sergio se levantó para ir al baño, a ducharse. Eva, quién había quitado el pestillo esa misma tarde, se metió en el baño cuando su hermano estaba en la ducha. Se desnudó completamente.

Eva: ¿Puedo entrar? – dijo seductora.

Sergio: ¿Qué haces aquí? – dijo asustado, pues no la esperaba.

Eva: Vengo a darme una ducha relajante con mi hombre – dijo sonriente – Déjame un lado.

Sergio: ¡No! Espera – dijo nervioso – Yo ya termino…

Eva: Tú no vas a ningún lado, amor, tu mujercita te ha dicho que quiere darse una baño relajante con su hombre y eso es exactamente lo que vas a hacer – dijo entrando con él en la ducha.

Sergio: Yo…creo que mejor…me voy a salir…yo…

Sergio no podía dejar de mirar a su hermana, su sexy hermana, ahí, ...