1. Las cálidas manos de mi hermana mayor


    Fecha: 03/11/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    El que la sigue la consigue, la infalible táctica del pesado. Cuando ya no quedan más opciones, la conquista por agotamiento pasa a ser legítima. En mi caso, insistir fue la clave para triunfar, pero también para entender, siendo todavía muy joven, que lo que fácil viene, fácil se va. La que tenía que ser la historia de mi vida, no fue más que el prólogo del episodio más alucinante.
    
    A los ocho años ya había escrito mi primer poema, a los diez compuse toda una canción y a los doce ya había enviado varias cartas de amor. Todo para la misma chica. ¿Para quién? Para Maika, la mejor e inseparable amiga de Vera, mi hermana mayor. Cuando pensaba en ella era capaz de escribir los versos más bonitos, de desarrollar una creatividad que no sabía que poseía y de aguantar estoicamente cada uno de sus rechazos.
    
    Por doloroso que fuese que mi amor no se viera correspondido, también era comprensible. Al igual que mi hermana, Maika era siete años mayor que yo, así que no había forma de que aceptara tener algo conmigo cuando no era más que un niño. Pero para mí, rendirme nunca era una opción, eso lo había aprendido de mis dibujos animados preferidos.
    
    Tenía trece años cuando decidí que no podía seguir dejándole notitas a escondidas en su mochila. Como buenas inseparables, a los veinte, Vera y su amiga estudiaban la misma carrera. Eso hacía que Maika siguiera siendo una fija en mi casa, siempre con la excusa de que tenían que hacer algún trabajo. En una de esas tardes, aprovechando que mi hermana estaba en el lavabo, fui a declararme en persona.
    
    Maika, te quiero. Esas fueron mis palabras. Todavía agradezco los esfuerzos que hizo para no reírse en mi cara. Con la mayor de las amabilidades, la muchacha me rechazó. Intentado no llorar, le dije que lo entendía y que esperaría el tiempo que hiciera falta. Ella me dijo que cuando cumpliera los dieciocho volveríamos a hablar. A eso me agarré.
    
    Fueron cinco largos años aguantando las ganas de volver a declararme, pensando en ella, sufriendo cada vez que escuchaba que estaba con alguien. Yo la esperaba, pero estaba claro que ella a mí no. Eso fue minando mi moral, mi confianza, hasta tal punto que, una vez cumplida la mayoría de edad, no fui capaz de recordarle sus palabras. Era evidente que las había olvidado.
    
    Pero el destino me reservaba una sorpresita. Un sábado por la noche que estaba aburrido en casa sin nada que hacer, Vera se arreglaba para salir de fiesta. Aunque no siempre fue así, en los últimos años nuestra relación había sido muy buena. Con el tiempo comprendió que mis sentimientos por su amiga eran reales y se convirtió en mi mayor apoyo. Siempre me consolaba, consciente de que no tenía nada que hacer con Maika. O eso se creía, porque ella misma estaba a punto de cambiarlo todo.
    
    - ¿Cómo aguantas los sábados por la noche metido en casa?
    
    - ¿Y qué quieres que haga?
    
    - Que salgas con tus amigos.
    
    - Sabes que ellos son más de cómics y videojuegos.
    
    - Pero ya sois grandecitos.
    
    - Bueno, ...
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