Si quieres aprender, llámame 2 - Relatos Eróticos

Si quieres aprender, llámame 2

... vientre. La polla flácida pero le agarré por sus cojones, se los acaricié y se los apreté, el cabrón se había afeitado también y los tenía muy suaves y apetecibles. La próxima se los comeré, pensé. Le acaricié el culo que también lo tenía caliente, le abrí los cachetes como el me había hecho, le masajeé la entrada con delicadeza y gimió, le estaba gustando. Puse mi glande en su entrada y empujé un poco, pero vi que entraba con facilidad por lo que seguí empujando con delicadeza pero con firmeza hasta que toda mi tranca había entrado. Volvió a gemir, echó la cabeza hacia atrás dándome permiso para morderle el cuello, cosa que hice mientras le follaba lentamente, luego con más intensidad, le agarraba el vello del pecho y luego el del pubis mientras iba moviéndome con más ritmo y fuerza. Mi polla entraba y salía con facilidad y me daba un inmenso placer la suavidad de su ano, el calor de su cuerpo, el tacto de su vello y el sabor de su cuello. Así estuve hasta que mi tranca dijo basta, se endureció y me corrí como una bestia mientras gruñía y mordía y mi polla escupía y escupía sin parar hasta que me vacié.

“Esto ha sido a hostia. Venga, vamos a darnos una ducha y descansamos en el sofá mientras nos bebemos la botella.

Y así hicimos.